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4 polvos y 15 orgasmos

4 polvos y 15 orgasmos

Hola a todos. Hacía tiempo que no publicaba nada por aquí. Os recuerdo que era la pareja de María Ramos, la chica que ha contado muchas experiencias sexuales en esta web. Yo era su pareja, y deje de contar porque dejé de tenerlas con ella, pero ahora me ha pasado algo digno de contar. Y lo voy a hacer. 4 polvos y 15 orgasmos.

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Ligando por Badoo

Como muchos sabréis, conocía María por Badoo. Yo siempre he teniendo cuenta en esta red social para ligar, ya que estando con ella buscaba ligues para los dos y estando solo, los buscaba para mí. Y ahora llevo cerca de un año solo, y no estaba quedando. Pero hace unas semanas conocí a una chica en Badoo y el pasado fin de semana quedé con ella. Me invitó a pasar un fin de semana en su casa, aprovechando que sus padres se habían ido de viaje. Así fue como fui a conocerla…

El primero de los 4 polvos y 15 orgasmos

El caso es que fui a donde vivía, ya que era otra ciudad distinta de donde vivo yo. Me estaba esperando en la estación. Al principio los dos estábamos super nerviosos. Ella no paraba de hablar, esto lo otro. Mientras tanto yo esperaba el momento adecuado para intentar besarla, o hablar de temas más serios. De hecho por unos mementos llegué a pensar que me estaba esquivando, peor cuando se presentó la oportunidad, no me huyó.

4 polvos y 15 orgasmos

Cuando nos quedamos a solas empezamos a besarnos, y poco después ya estábamos en su cuarto echando el primer polvo. Ocurrió algo que me sorprendió: con los preliminares ya llegó al primer orgasmo. Bueno, hay que decir que me defiendo bastante bien en temas, sexuales, por algo he estado con María. Jugué con mis dedeos en sus pezones y en su clítoris, y enseguida empezó a retorcerse de placer. ¡Y se corrió!

Después empezamos a follar. Por supuesto, fue con condón. Me coloqué primero encima de ella, pero no estaba muy cómodo. Entonces le levanté las piernas y ahí la cosa mejoró. La penetración era más profunda y llegó a su segundo orgasmo. Me encantaba las caras de placer que ponía. Y encima parecía que no se cansaba. Porque luego cambiamos de postura: se puso ella encima. Empezó a cabalgar sobre mi polla, mientras yo le agarraba las tetas. Se volvía loca de gusto, sintiendo como mi pene erecto se hundía hasta sus entrañas, logrando su tercera corrida. Y aun quería más.

Para acabar con esa primera follada se colocó a 4 patas. Entonces la penetré fácil vía anal. Me sorprendió gratamente lo poco que costó meter mi verga en su culo, ya que lo tenía bastante abierto. Pensé que le habían penetrado bien por ahí, pero luego me aclaró que se debía a que le habían operado y por eso lo tenía más dilatado. Bueno, el caso es que la penetre bien duro, agarrándola de las nalgas y apretando con fuerza. Pero ella ni se inmutó. Asimiló las brutales embestidas anales gimiendo, y corriéndose una cuarta vez. Y yo ya en esa ocasión también me dejé llevar.

69, a cuatro patas y más…

Tras ese primer polvo comimos, vimos un rato la tele, y jugando bajo las sábanas nos calentamos. Así que volvimos a su habitación. Empezamos con un 69 bien morboso. Tengo que decir que no me gustó demasiado como me la mamó, ni cómo hacía el misionero, pero en todo lo demás era una bestia del sexo. Por lo que pasamos rápidamente a otras posturas más placenteras. Sí hay que decir que la variedad de posturas fue muy interesante. Parecía que teníamos delante el Kamasutra.

4 polvos y 15 orgasmos

En este segundo polvo, ya no sé en qué momentos exactos se corrió, pero ella asegura haberse corrido 3 veces más. En esta ocasión estuvimos más tiempo con ella cabalgando sobre mí, votando y gimiendo con esas muecas de placer que me volvían loco. De hecho, sólo verla como disfrutaba, cómo abría esa boca y cómo gemía, ya me provocaba un montón de placer.

Un polvo para rematar el día

Después de ese segundo polvo cenamos, nos duchamos juntos y nos arreglamos para salir de fiesta. Estuvimos unas cuantas horas bailando y rozando nuestros cuerpos en un pub. A ella le mola bailar reggaetón, así que imaginaros como seguía de caliente, después de exprimir mi esperma por dos veces. Disimuladamente le metí mano en medio de la pista, haciéndole gozar. Así se vino otra vez, no tardó ni 10 minutos y sólo jugando. No me propuse masturbarle.

Cuando llegamos a la casa, antes de dormir, echamos el último. Era ya lo que nos faltaba para acabar rendidos. Y así fue. Intentamos hacerlo con el misionero, ya que no había fuerzas para hacer acrobacias. Pero no encontraba el punto de placer, y tuve que hacerlo con sus piernas en alto. Se las coloque sobre mis hombros y me dejé caer sobre ella. Ahí tenía vista directa sobre esas caras de lujuria que tanto me molaban. No le molestaba que le diera fuerte, que le subiera mucho las piernas o que le diera azotes. No se quejó en ninguna de las sesiones de sexo de absolutamente nada. Y así llegó al clímax dos veces mas.

4 polvos y 15 orgasmos

El último de los 4 polvos y 15 orgasmos

Al día siguiente me costó la vida levantarme. Me dolía todo el cuerpo. En unas horas tenía que volver a mi casa, pero aun echamos el último. Habían agujetas por todas partes. En esta ocasión estábamos tan reventados que no disfrutábamos en ninguna postura. Da igual cómo nos pusiéramos, porque en todas había una molestia o un dolor, al apoyarnos. Aun así aguante y le hice que se corriera algunas veces mas. Repetimos en todas las posturas, me la chupó un par de veces y le abrí el ojete una vez más.

A pesar de que estábamos bien cansados de tanto follar, conseguí que disfrutara ese último polvo como todos los polvos anteriores juntos. Tuvo un orgasmo más por cada postura, incluso sin llegar a sentirme cómodo. Y, para terminar, como no tenía fuerzas para correrme, dolorido y magullado, acabé corriéndome en esa cara de gusto, mientras ella se masturbaba llegando al orgasmo número 15. En total 4 polvos y 15 orgasmos de película.

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