Había cumplido 22 años cuando un día, de regreso a mi casa, me encontré a mi amiga, la que me había hecho pasar por su novia en varias ocasiones, un poco triste por un chico.
Resulta que le había pedido de salir al chico y éste le había dicho que no, porque prefería ir de rollo sin compromiso que saliendo enserio. Así que nada, me quedé con ella animándola. Cuando empezó a reírse yo arranqué con la tontería de que si éramos novias no podía salir con otra persona. El chico sabía que era broma, pero le dio morbo y quiso seguirnos el rollo. Nos pidió que nos liáramos delante de él y bueno, aunque a ninguna de las dos nos gustan las chicas realmente (o eso creo), lo hicimos para calentarlo. Nos dimos un par de picos. Así, con la tontería, seguimos. Debo reconocer que no me gustó el contacto con los labios de mi amiga, era como besar un peluche, suave pero no se siente ese gusanillo que te recorre por dentro. Sin embargo el chico nos miraba con tal deseo, que nos comía a las dos. Entonces ocurrió algo que me desconcertó. Mi amiga le dijo al chico que supuestamente la había rechazado, que como había estado de rollo con ella, y era mi novia, tenía que estar conmigo también de rollo, sino me pondría celosa. Al principio me entró mucha vergüenza. No paraba de reír y de mirar a otro lado. Al cabo del tiempo se fue acercando y buscando mis labios. El chico no estaba mal. Era mas alto que nosotras y era bastante agradable. Seguramente sea un mujeriego, pero para un rollo estaba muy bien. Así que nos liamos. Estábamos sentados en un banco, con el chico en medio y nosotras a cada lado suyo, y nos daba besos a una y otra sin parar.
No sé como, pero surgió la idea de darnos un beso entre los tres. Pusimos las 3 bocas juntas y nos enrollamos. Fue un poco complicado, porque debía rozar mis labios con ambos, sabiendo que el contacto que realmente me causaba deseo era el del chico, pero notar como nos besaba a las dos con un deseo desatado me hizo temblar de gusto. Pasaron algunos que se nos quedaron mirando. Ahí fue cuando me subió la adrenalina.
Acompañamos a mi amiga a casa, y después de darnos muchos besos más, me quedé a solas con el chico. Dijo de acompañarme y pensé que se quedaría ahí la cosa, porque era el rollo de mi amiga y no creí que pudiera estar de rollo conmigo. Pensé que era mas guapo que los chicos que me solía ligar. Pero, sin esperármelo, me soltó un beso en los morros. Me dijo que quería irse conmigo a un parque que había con poca luz, no muy lejos de allí. Yo, incrédula, le dije que sí.
Cuando llegamos me tumbó contra el césped y empezó a besarme con ansia. Me recorría el cuerpo de arriba a abajo, quitándome prendas. Menudo calentón. Yo también estaba cachonda perdida de lo que había pasado y al darse esa situación, no pude más que dejarme llevar entre gemidos. Lo malo fue que ninguno de los dos llevaba condón. Él insistió en follarme a pelo, a lo que le dije que no. Me propuso también meterme sólo la puntita y antes de correrse sacarla, pero también me negué. Lo que sí hicimos fue seguir liándonos con mucho ímpetu y meternos mano con movimientos bruscos. Me metió los dedos en la vagina y me estuvo masturbando. Aunque en algunos momentos puntuales me hacía daño, porque no lo hacía con ninguna sensibilidad, conseguí correrme con mucho gusto porque estaba tan caliente que ya tenía que clavarme las uñas para que sintiera dolor. El orgasmo que sentí fue profundo y duradero. La situación me había llevado a un revolcón desenfrenado y no podía ser menos el éxtasis final. Pero seguidamente vino un bajón y aun faltaba que se corriera él.
Me rozó con su pene por mis muslos, volviendo a calentarme. Aun quedaba lo mejor. Y tenía que estar a tope. Así que me dejé hacer un rato. Nos liamos un poco mas y nos metimos mano, todo en la oscuridad, tumbados en el fondo de un parque con las farolas fundidas. Ese lugar me ponía, sólo de pensar en donde estábamos. Me gusta hacerlo en sitios donde te puedan pillar. Aunque ese día no pasó nadie.
Ya al final, le cogí la polla y empecé a mamársela. Tenía un sabor fuerte, casi desagradable. Pero eso aun me excitaba mas. La tenía tan grande que me llenaba la boca y no podía moverme como me gusta. Debía meterme la punta en la boca y ayudarme de la mano para pajearlo al mismo tiempo. Así un rato de puro placer hasta que se me vino encima. No le había avisado de que se la sacara antes de correrse y me la saqué de la boca al notar las primeras gotas de un ácido salado. Se corrió sobre mis labios y barbilla, cayéndome sobre mis pechos al aire. Me encantó la sensación de sentir la corrida sobre mí y me morí de deseos en notar otra directamente sobre mis tetas.
Como ya era de noche me acompañó a mi casa y para despedirnos estuvimos sobre veinte minutos besándonos apasionadamente.
Al día siguiente se lo dije a mi amiga todo lo que había pasado. No se lo creyó. Dijo que él y yo no pegábamos ni con cola. Quedamos a posta con el muchacho y se hizo el loco. Sí, dijo que después de dejarla en su casa, me acompañó a la mía y sólo nos dimos un pico de despedida ya que habíamos cogido confianza, pero nada de ir al parque y estar haciendo lo que había dicho. A mí me hirvió la sangre. Al principio me sabía mal por mi amiga, pero después me dejaron mal y acabé enfadándome con ellos. A los pocos meses después tuve una relación con follando al primo de una amiga…