Saltar al contenido
Login | Registro | Ayuda |

Calentando a nuestro ligue

Calentando a nuestro ligue

Una vez ambas sentimos el orgasmo, nos vestimos rápidamente. Fue como si nos hubiera entrado la vergüenza de repente. Andrés estaba deseando que le hiciéramos algo y se quedó con las ganas. Pero no pareció importarle porque enseguida se puso a hablar de lo que habíamos hecho.

Era curioso: Mientras tenía el calentón no pensaba en lo que estaba haciendo, pero una vez terminé me encogí de hombros y dejé que fuera Ester la que hablara con Andrés. Me sentía tan sonrojada que no podía articular palabra. Me habría gustado en ese momento desaparecer y no volver a saber nada de los dos. Pero a Ester no le sucedía lo mismo. Ella hablaba con naturalidad, como si lo que había hecho, que era más que lo mío, fuera algo común. Comentó que podríamos repetir en un rato, pero en un lugar más discreto. Aunque estábamos en un banco del puerto sin iluminar, me sentiría más segura en otro lugar donde no pudiera pasar nadie. Comentaron que el mejor sitio era ir a un descampado en el coche. Y bueno, como Andrés vino en coche decidimos aprovecharlo.

De camino al descampado paramos en un 24 horas donde Andrés nos compró un cartón de vino, coca-cola y azúcar para hacer calimocho. Yo insistí que no lo comprara porque tenía que estar en casa a las 10 en casa. Pero Ester insistió que no me agobiara por la hora. Sabía que si hoy llegaba tarde, después de lo que mis padres habían escuchado de mí, estaría todo el mes castigada. Entonces Ester cogió mi móvil y trató de llamar a mi madre, pero no tenía saldo. Cogió el número y la llamó con el suyo. Le dijo que íbamos a cenar y ver una peli de terror, que si me dejaba llegar un rato más tarde. Y me permitió llegar a las 12, pero que iría mi padre a recoger a su casa. Andrés nos dejaría en la puerta de su casa a las 12 y listo. ¡Joder que amiga!

Calentando a nuestro ligue

Como todavía era temprano me permití beber un poco. Hicimos un mini-botellón en los asientos traseros del coche de Andrés. Él dijo que sólo tomaría coca-cola porque tenía un largo viaje de regreso a su casa. Es de Almería, hay una media hora de camino y la carretera para entrar al pueblo es muy peligrosa. Tenía que estar bien para no tener ningún accidente. Dijo que la próxima vez que quedásemos teníamos que ir nosotras a Almería y nos invitaría a más cosas, pero que no vendría más y menos para irse de noche. Nos pareció bien y quisimos disfrutar esa noche que sí estaba allí con nosotras.

Calentando a nuestro ligueEstábamos sentadas una al lado, con Ester en medio. Bebíamos y nos entraba la risa tonta. Entonces el chico empezó a manosear a mi amiga. Ella se dejaba hacer entre risas, como si tuviera cosquillas en todas las partes del cuerpo. “¿Os habéis dado un beso antes?” nos preguntó. Yo me callé pero Ester respondió: “¿No has visto que sí?” muy segura de sí misma. “¿Y eso, sois novias?” preguntó cachondo perdido. “Que va, sólo amigas especiales” y lo miró sensualmente. Yo ya no sabía donde meterme, intenté encogerme entre el asiento, pero no hubo forma de desaparecer. “¿Lo podéis repetir?”. Las dos sabíamos que se refería al beso. Traté de poner una excusa, pero antes de que pudiera reaccionar Ester me soltó un beso en los labios. En esta ocasión sentí su aliento a alcohol y fue algo raro: me desagradó pero quería más. Además me acarició un pecho para poner más cachondo a nuestro ligue. Yo no sabía que hacer ni que decir. Estaba completamente bloqueada. Y lo cierto era que me gustaba, pero nunca me había sentido excitada por las chicas y esa sensación era completamente nueva para mí. Necesitaba tiempo para asimilarlo. Pero la situación no paró ahí. Entonces Andrés le pidió a mi amiga que me chupara un pecho. Mi primera reacción fue la de echarme hacia atrás. Ester me abrazó tiernamente y me dijo que me tranquilizara, que no pasaba nada. El corazón me latía fuerte, no se si de puro morbo o de miedo. Estaba tan confundida con lo que me estaba pasando. Y tampoco podía decir que no.

Calentando a nuestro ligueEster me acarició con suavidad. Sus manos eran delicadas y sensuales. No como la de los chicos que tratan de conseguirlo todo bruscamente. Me sentí deseada por dos personas y eso me gustó. También me gustó la forma de acariciarme otra mujer. Y me encantó el poner cachondo al chico. Pero no me imaginaba con otra chica y eso era lo que me cortaba. Sin embargo me dejaba hacer y poco a poco el nerviosismo y el miedo dio paso al placer y al deseo. Aun así me quería controlar. No quería dejarme llevar por la situación. Y me dejé acariciar todo el cuerpo, desnudar y chupar, pero yo pensaba en otras cosas para no excitarme demasiado. Quería mantener el control. El chico estaba con una erección brutal. Tanto que empezó a besar el cuello de Ester. “Nena: ¡quiero hacerlo contigo!”. Ella se dio la vuelta y sensualmente le dijo: ¿A qué esperas?

Sigue mi Diario con Alma. La semana que viene os contaré más. Estas semanas estoy más liada con el instituto, pero prometo seguir contando todas mis experiencias. Besos.

Anterior experiencia | Diario con Alma | Siguiente experiencia

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *