A los pocos días Daniel me llamó y hablamos un rato. Entre otras cosas he conseguido que tanto él como su pareja me agreguen al Messenger. Me cuenta que a veces su mujer enciende la cam y se pajea a su lado. Me gusta verla calentándose en la piscina.
Estamos planeando pasar unos días en Málaga pero esta vez el plan es distinto. Sería hacer una cena los tres, con mi mujer, y esta vez follárnosla entre los dos. Pero Daniel también quiere que tiremos a la suya. Así que después de convencer ami mujer, que lo hagamos con la suya. A mí por su puesto me encantó la idea y encima porque la última parte del plan es la de convencerlas a ambas para que follen para nosotros ellas dos y si es posible, convencerlas también de que delante nuestra se tire a un par de tíos preferiblemente negros, pero para eso aun nos queda mucho camino por delante. ¿Quien sabe lo putas que puedan ser nuestras mujeres?
Desde donde lo de la boda han sucedido algunas situaciones interesantes. Lo repasaré de forma rápida. Fuimos a la piscina y por «casualidad» nos encontramos todos allí. Saludamos a Daniel y a toda la famila que venía con él. Como aquello se pone a rebosar (imaginaros Sevilla en verano), nosotros llegamos algo mas tarde y no pudimos ponernos juntos, estábamos bastante separados. El recinto es muy grande, por lo que pensé que todo se había fastidiado, pero al contrario porque si hubiéramos estado juntos todo hubiera sido menos natural. Con las nuevas tecnologías y gracias a los SMS lo pudimos controlar todo al 100×100. Pasada la hora de estar allí mando a los siguientes mensajes:
Yo: “Nos vemos en el bar junto a los futbolines en 20 minutos.
Daniel: “Ok, en 20 más o menos yo con la excusa del calor ya que el agua de la piscina nos queda un poco lejos.”
A mi mujer: “Carmen, antes de bñaarme quiero tomarme una cervecita fresca, ¿quieres venir?
Carmen: “No, yo me la tomaré después del baño.” (ya contaba con eso)
Yo: “Vale, pues voy yo y cuando vuelva nos damos un baño.”
Carmen: “Si tardas yo estaré en el agua que te conozco y después de la primera cerveza seguro que te tomas otra más.”
Yo: “Como me conoces cariño, procuraré no tardar.”
Me levanté, cogí algo de dinero y fui al bar. Daniel no había llegado aun por lo que aproveché para fumarme un cigarro en una zona habilitada para ello. No lo había terminado, llegó él y tuvimos la siguente conversación:
Yo: “¿Qué pasa tío, quieres una cerveza? (cabrón y pagador)
Daniel : “Sí pero rapidita porque he dicho que venía a por unos helados para mis sobrinos.
Yo: “Bueno, ¿has pensado que podemos hacer? A mí no se me ha ocurrido nada.
Daniel :¿Dónde estáis?
Yo: “Allí en la zona de árboles donde el botiquín.” Y le señalé la zona exacta.
Daniel: “Entonces desde donde yo estoy puedo veros perfectamente.” Me señaló la zona donde estaban, efectivamente esa zona esta algo mas alta y se divisa todo el recinto.
Yo: “Pues ahora cuando llegue, Carmen y yo tomaremos un baño.”
Daniel : “¿Dónde mas o menos?”
Yo : “Allí junto a los toboganes naranjas.”
Daniel: “Está bien, creo que lo mejor es que cuando estéis ustedes dos yo aparezca.”
Yo: “Pero si estoy yo, no pasará nada, ella ni se te acercara.
Daniel: “Cuando llevéis allí un rato, yo aparezco y ya pensaremos algo (después no hizo falta hacer nada, todo salió casi solo) y al rato de estar yo, tú te marchas con alguna excusa y vienes a esta zona y nos ves desde aquí.
Yo : “Creo que si me marcho pronto del agua no notará nada raro, ella sabe que yo soy mas de secano que un trigal, prefiero la hamaca, la radio y por supuesto una buena cerveza fría.
Daniel: “Mejor que mejor, ¿pero desde tu zona se ve esa parte de la piscina?
Yo: “Que va tío, llegamos tarde y desde donde estamos hay casi 60 metros y unos arboles por en medio.
Daniel: “Mejor que mejor, entonces hacemos eso, cuando llevéis unos minutos allí yo aparezco.”
Asentí con la cabeza, di el último trago a la cerveza pagué y llevé una lata de cola a mi mujer. Al llegar ella parecía algo enfadada.
Carmen: “¿Cuántas te has tomado?” (en la mente de una mujer, los minutos son distintos)
Yo: “Solo una, lo que pasa es que había mucha gente y esperé la cola. Carmen: “¿Seguro? Me extraña en ti.
Yo: “Claro, luego si acaso voy otra vez y me tomo otra je je. (a ella mi risita parecío no hacerle mucha gracia)
yo : “Bueno, cariño termina la lata y nos metemos en el agua que hace calor.”
No he comentado como iba vestida ella. Como comenté en la primera parte ella está entradita en carnes, los pechos algo caídos ya con la edad pero muy bonitos y grandes, los pezones como galletitas oreo je je (alguna vez bromeo con ella ), un buen trasero, gordito pero apretado. Ella dice, y es verdad, que tiene cartucheras aunque nada desagradables a la vista y las tapa con un pareo que no se quita. Al meterse en el agua usa triquini y por supuesto se afeitó el día antes para que el vello púbico no se salira por los lados del bañador.
La verdad en esa zona es muy muy velluda, me encanta de las dos maneras, siempre vi algo muy sensual una entrepierna con mucho vello. Eso ella lo sabe y por eso no se lo afeita muy a menudo. Bueno la última vez se lo afeité yo mismo, os lo recomiendo es algo muy muy excitante, en la ducha los dos metidos. Yo huntándole espuma de afeitar, ella completamente abierta de piernas y yo con mucho cuidado se lo dejé como si jamás hubiera tenido ni un vello alli. Lo que vino después os lo podéis imaginar. Ella después hizo lo propio conmigo y, bueno, mejor seguimos o tendré que parar para hacerme una paja y no termino nunca de contar esto.
Carmen: “Que raro que tengas tantas ganas de bañarte, con lo poco que te gusta el agua.”
Yo: “Ya lo se pero hace calor y hasta yo quiero un bañito aunque sea rápido, si me canso pronto del agua, nos salimos y vamos juntos al bar.”
Carmen: “Pues te irás tú solo, porque yo si que tengo ganas de agua, para una vez que me traes no voy a estar todo el día en la hamaca o en el bar, para eso me quedo en casa.”
Espetó un «tú siempre igual» y se levantó de mala manera (enfadada) y casi sin esperarme se dirigió al agua. Yo detrás de ella como un corderito pero pensando (mejor así, el mosqueo vendrá bien), llegamos al agua y nos duchamos antes de meternos en ella. El agua de la ducha estaba fría, la diferencia de temperatura pronto hizo de las suyas. A mí me redujo el paquete en algo casi de risa, en ella los pezones se los puso durísimos. Nos metimos en el agua poco a poco, pero la de la piscina estaba algo mas calentita así que casi todo volvió a la normalidad. Cuando nos metimos del todo, el agua casi nos llegaba al cuello, nos dimos las pertinentes ahogadillas. Ella lo hizo desde atrás hacia adelante para la melena le quedara casi peinada, nadie hacia aquí y hacia allá (ella no sabe nadar) y al cabo del algunos minutos nos acercamos al borde de la piscina.
Para congraciarme con ella la rodeé con los brazos entre yo y el borde de la piscina y empezé a tontear un poco, aprovechando el «mosqueillo» le empezé a besar en el cuello , ella estaba algo reacia, pero cuando con disimulo (había gente cerca) metí mi mano entre sus piernas y sabiendo que ella delante de la gente no haría ningún movimiento extraño, no hizo ademán de quitármelas, al contrario, noté como aprovechando la » flotabilidad» de los cuerpos abrió una de las piernas un poco para facilitar mi «manoseo», le habría los labios y eso facilitaba que le rozara con el índice el clítoris. Amagó con algún suspirillo en mi oído, pero de pronto me dijo en seco.
Carmen: “Para, para ya.”
Yo : “¿Qué pasa?”
A ella no le dio tiempo a decirme mas, escuché por encima de nosotros dos un:
“Hola, ¿ustedes aqui?” la voz era inconfundible, era Daniel.
Carmen me apartó rápido la mano, como queriendo disimular lo que estaba pasando bajo el agua.
Carmen: “Hola Daniel, ¿qué tal de nuevo? Aquí quitándonos un poco de calor.
Daniel: “Iba dando un paseo por el recinto, os vi y decidí acercarme. Estoy aburrido con mis sobrinos… (prosiguió) si que hace calor, me puedo quedar aquí con vosotros?
Carmen se quedó callada y yo respondí rápidamente que sí. Con cuidado de no salpicar se metió de un golpe en el agua, nos terminamos de separar Carmen y yo e hicimos entre los tres una especie de coro de forma que todos estábamos frente a frente en el agua junto a borde de la piscina, hablamos un rato y a lo tonto, Daniel y ella tomaron mas protagonismo sobre la conversación. Hablaban sobre cosas sin importancia, recordaban de cuando ellos eran mas jóvenes, de sus cosas de barrio y poco a poco yo me fui quedando callado y escuchando sus vivencias, me reía con ellos, opinaba también pero poco mas.
Mi mujer no sabe nadar, y jamás se mete a lo hondo, en un momento dado Daniel se apartó de nosotros y dijo “Nadaré un poco y ahora vuelvo.” Yo le dije venga nademos un poco para estirar un poco los brazos y piernas. Él le dijo a mi mujer:
Daniel: “¿Te animas tu también?”
Carmen: “No , yo no se nadar.”
Daniel: “¿Cómo? No me lo creo.”
Yo: “Pues creételo, es un caso imposible, como cuando alguien va a la autoescuela mil años y no saca el carnet, pues lo mismo pero en natación.
Daniel: “Pues mi mujer era igual y yo la enseñé.”
Yo: “Es un caso perdido, venga va Daniel, echamos una mini carrera hasta allí.”
Daniel: “vale.”
Y nos pusimos al mismo nivel y como dos adolescentes nos echamos una carrerita de ida y vuelta. Nada, poca cosa, unos 30 metros en total. Ganó Daniel ,al llegar de nuevo a la altura de mi mujer seguimos hablando:
Yo: “Tío eres un maquina nadando, ¿por que no la enseñas? Igual tú lo consigues.”
Carmen: “Anda ya, como se va a poner a enseñarme aquí en medio de todos, y además el a venido a estar con sus sobrinos no a perder el tiempo aquí conmigo.”
Daniel: “Para mí no es problema, al menos que pueda defenderse algo en el agua.”
Yo: “Venga Carmen, no seas tonta, siempre me dices en la playa que te gustaría poder nadar, para llegar al otro lado y poder hacer top-les tranquila sin mirones.”
Ella se puso roja como un tomate y me puso una cara de pocos amigos. Le expliqué a Daniel que veraneábamos en el rompido (Huelva), allí hay como una especie de segunda playa que se forma a unos cien metros mas allá de la orilla verdadera. Es como una islita a la que sólo se llega andando con marea baja, nadando o en barca. Al subir la marea queda aislada y la gente hace nudismo allí, hasta que baja la marea de nuevo, por eso hay poca gente alli y mi mujer se atreve a hacer top-les.
Daniel: “Te repito que a mi mujer la enseñe yo y al menos se defiende bien en el agua, ¿lo intentamos?”
Mi mujer se quedó mirándome como esperando mi aprobación.
Yo: “No seas tonta, aprovecha, total si en un rato no aprendes nada pierdes.”
Carmen: “Vale, pero no conseguirás nada.” (no se lo pensó mucho mas)
Daniel se puso a su lado, junto a su hombro derecho, extendió las brazos delante de ella con las palmas de las manos hacia arriba y le dijo que se echara sobre ellos para sostenerla en posición horizontal. Ella lo hizo y él la sostuvo entre sus brazos, por la posición de los brazos, uno de ellos lo tenía o en las tetas o muy muy cerca de ellas y el otro mas o menos a la altura del principio de sus muslos muy cerca de su entrepierna, eso me puso a cien. Entonces algo pasó, él la tocaría sin querer o no, mi mujer hizo un movimiento extraño incluso en esa postura.
Daniel: “No tengas miedo, no pasa nada, mueve los brazos y las piernas.”
Seguro que si había pasado algo, o le cogió las tetas en mi propia cara o le metió mano en el coño. Miré a Daniel (a todo esto yo estaba en el borde de la piscina con solo las piernas metidas en el agua y ellos como a unos cuatro metros de mí), él me hizo una señal con la cabeza aprovechando que mi mujer estaba mas pendiente del agua y Daniel me dio a entender que me marchara. Entonces dije a los dos:
Yo: ”Esto va para largo, yo voy a tomarme una cervecita. Carmen haz caso a todo lo que te pida, verás como al final aprendes, no hagas como conmigo que te echas atrás a la primera de cambio.
Daniel me miró y esbozo una sonrisa picarona y me dijo:
Daniel: “Vete tranquilo, está en buenas manos. Tómate la cervecita tranquilo que para cuando vuelvas ya habrá aprendido algo mas y volvió a sonreír. Ella curiosamente no dijo nada, ni un «no te vallas», ni un «no tardes», nada en absoluto. Seguramente Daniel le estaba metiendo mano y ella me quería lejos de allí, me levanté y me fui. Llegué al bar y a lo lejos los veía que seguían a lo suyo. Pedí una cerveza y cuando volví la vista vi que apenas había gente alrededor de ellos, o se habían marchado de su lado o eran ellos quienes se habían alejado y que ella aunque seguía en la misma posición hacía menos chapoteo, el agua a su alrededor apenas se movía, y los brazos de ella estaban quietos. Sólo alcanzaba a ver uno solo de sus brazos, ¿se habría quedado manca mi mujer de repente? Pensé si me acerco mas no creo que me vea, eso no era lo planeado peroooo como apenas se veía nada dicidí acercarme y que fuera lo que dios quiera, eso hice. Me termine de un sorbo la cerveza y bajé todo lo rápido que me daban mis pies descalzos.
Di un pequeño rodeo, me acerqué lo suficiente por detrás de ellos, como a 10 o 15 metros, me fijé mejor y vi que mi mujer tenia las piernas algo abierta, apenas se movían, el muy cabrón tendría la mano puesta en su coño (eso parecía al menos), era en ese lugar donde la estaba aguantando para que no se hundiera (ja, ja), la otra no la veía nada pero imagino que estaba puesta en alguna de sus tetas. Mi mujer apenas se movía, y entonces me di cuenta de lo que pasaba con su brazo. No se había quedado manca, lo tenia sumergido y se apreciaba de vez en cuando parte de su codo salir y entrar en el agua. Creo que la muy puta le estaba haciendo algo a Daniel, ¿una paja acuática quizás? A ella no la asustaba ya el hundirse, sabía que eso no pasaría, pues el sabía muy bien como hacer para que eso no pasara. Él me vio, ella no ya que yo estaba a su espalda, asintió con la cabeza y le entendí a la perfección. Quería que me acercara desde atrás, por el agua y eso hice. No me tiré fuerte, me metí con mucho cuidado por que apenas había una distancia de diez metros desde el borde de la piscina a ellos. Ya dentro del agua nadé a perrito hacia ellos y cuando faltaba un par de metros para llegar me hundí al fondo buceando. Pude ver con la claridad que el cloro me permitía lo que allí estaba ocurriendo. Efectivamente ella le estaba haciendo una paja y él tenía dos de sus dedos metidos en su coño. Si no hubiera sido por que me tenía que salir para respirar me hubiera quedado allí mas tiempo. Me alejé de nuevo. Asomé la cabeza por detrás de ellos y a unos dos metros para respirar. Él me miró, pero no me dijo nada mas. Me volví a meter y me acerqué a ver de nuevo el espectáculo. Llegué justo para ver como él se estaba corriendo, por cierto curioso ver una corrida bajo el agua. Me aleje de nuevo y le hice un gesto de que había visto como se corría y se rió. Le hice otro gesto esta vez con las manos: haría como volvía en ese momento. Él me entendió. Salí del agua, les rodeé por el borde de la piscina y a la carrera me lancé al agua habiendo la bomba. Caí casi al lado de ellos y les salpique de agua. Él la soltó y ella se incorporó sobre sus piernas. Ella miró a Daniel con cara de «uff casi nos pilla». Yo me hice el loco, me acerqué a nado a ellos y les dije:
Yo: “Que fresquita esta el agua, pero mas fresquita estaba el par de cervezas que me he tomado. Bueno Carmen ¿aprendes o no?”
Carmen: “No, jamás aprenderé.” (medio temblando creo que del susto todavía)
Daniel: “Si hombre algo ha aprendido. Mueve mejor las piernas y los brazos (dijo con sorna), con una par de lecciones mas seguro que lo consigue.
Yo: “Pues por mí si quieres tienes todo el día para enseñarla y que aprenda de una vez. Si es lo que yo digo: todo está en mover bien las piernas y los brazos.” (con mas sorna todavía)
Carmen: “No, (en tono cortante) por hoy esta bien ya.” y se dirigió poco a poco al borde de la piscina, y le ayudé a salir empujándole en el culo, aprovechando claro está el momento y rozándole el coño.
Al salir del agua me miró con cara de enfado y me dijo disimulando y en voz baja para que Daniel no se enterara:
Carmen: “¿Eres tonto o que te pasa?“
Yo: “No te puedo tocar o que?, además sólo fue para ayudarte a salir.”
Carmen: “Seguro que Daniel y todos vieron donde metiste la mano, has sido muy descarado, tú jamás eres así.”
Salió apresurada hacia donde estaban nuestras hamacas y ni se despidió de Daniel. Le hice un gesto a Daniel de que le escribiera otro SMS, él asintió con la cabeza y seguí a mi mujer. La verdad es que sólo me falto meterle los dedos en el coño, seguro que lo vio media piscina, pero no me lo pude aguantar, tener el culo de ella tan de cerca me traicionó el instinto. En fin ahora tocará bronca. Efectivamente ni me dio sentarme en la hamaca, comenzó a decirme lo cerdo que había sido y que había pasado mucha vergüenza. Seguramente Daniel te vio hacer eso y pensará que soy una cualquiera, me reí interiormente, vaya si lo eres pensé pero dije:
Yo: “Pero Carmen, no ha sido para tanto, nadie nos vio.”
Carmen: “¿Y Daniel qué?, él estaba a nuestro lado.”
Yo: “Bueno a lo mejor sí, pero él es un hombre casado, ¿hará cosas parecidas o peores que está no crees?, además no creo que tenga importancia, solo fue que no me pude reprimir, al tocarte el culo, me entró un cosquilleo en el estómago y me pareció morboso tocarte también el coño delante de Daniel o de quien fuera, ahora me dirás que mientras he estado en el bar el ni te a rozado siquiera, seguro que él aprovechó algún momento para rozarte al menos las tetas, vi donde tenía la mano puesta mientras te aguantaba y estaba muy cerca de ellas, ¿o me vas a decir que no?”
Carmen: “Eres un cerdo, tu mismo insististe para que me enseñara a nadar , si lo hizo fue sin querer y para ayudarme a aprender.”
Se giró en la hamaca de espaldas a mí y ya no habló mas. quizás por el mosqueo o quizás por la incertidumbre de saber si yo había visto algo, es el típico «riñe para que no te riñan». Aproveché para coger el móvil y mandarle otro SMS a Daniel citándole en el bar de nuevo en unos 10 minutos. Sin dejar que sonara el móvil recibí un «ok» de respuesta. Pregunté a Carmen si venía al bar sabiendo que diría que no y le dije que le traería una cerveza al volver. Ella no quería, cogí dinero y me dirigí al bar. Al llegar Daniel ya estaba esperándome, esta vez fue él quien me pidió y pagó la cerveza. Le pregunté que tal fue el asunto y así me respondió:
Daniel: “Menuda zorra está hecha Carmen, si hubiera sido así cuando salíamos ni loco la hubiera dejado escapar.”
Yo: “Cuéntame, cuéntame, ella hizo algún movimiento al principio de tu «clase» de natación. ¿Le hiciste tú algo?”
Daniel: “¿Lo notaste verdad? Justo en el momento de ponerse sobre mis brazos, le agarré una de las tetas y acto seguido con la otra mano el coño, no le di tiempo casi ni a ponerse horizontal del todo.”
Yo: “Entonces yo estaba en lo cierto, ella hizo ese movimiento raro y acto seguido me miró, rápidamente volvió la cara como haciendo saber que no ocurría nada.”
Daniel: “Ja ja ja, le dije que moviera las piernas y los brazos, viste como lo hacía?”
Yo: “¿Te dijo algo al marcharme yo?”
Daniel: “Sí, me dijo que al menos disimulara un poco, que tú podías haberte dado cuenta de todo porque fui muy descarado.”
Yo: “¿Qué le contestaste?”
Daniel: “Que tú no mirabas en ese momento, que no habías notado nada y que además mirabas las tetas a otra mujer que estaba sentada cerca de ti en el borde de la piscina.” Yo me reí y le dije “eres un cabrón tío.”
Daniel: “El cabrón en estos momentos creo que eres tú.” ( volvió a reír)
Yo: “Tío mientras venía hacia aquí se me a ocurrido algo.”
Daniel: “Dime, dime, a ver que podemos hacer.”
Le indiqué que nos sentáramos en unos taburetes libres que había en la barra del bar, él me siguió y nos sentamos.
Yo: “Verás he pensado que podrías venir a cenar hoy a casa con el pretexto de aclarar lo de los días que pasaremos en tu casa de Málaga, espero que siga en pie tu propuesta, ella sobre eso no sabía nada quiero recordártelo.
Daniel: “Claro, claro, podría ser el fin de semana próximo si queréis.”
Yo: “Perfecto” contesté y seguí contándole lo que se me había ocurrido “He pensado en decirle que nos hemos encontrado aquí en el bar y que tú me has dicho lo de el fin de semana en tu casa de Málaga y que podría ser este fin de semana próximo.”
Daniel: “Perfecto, ¿y qué mas?”
Yo: “Le diré que te he dicho que lo tengo que consultar con ella. Le diré que te pedí el móvil y que con lo que sea acordamos en vernos esta noche en casa y que cenando lo podemos cuadrar todo, ¿te parece bien?”
Daniel: “Perfecto, mañana me voy a Málaga con mi madre hasta el jueves que tiene médico y la tengo que traer para quede en Sevilla, y de paso podríamos irnos juntos los tres, además mi mujer estaría encantada.”
Yo: “¿Tu mujer?”
Daniel: “Si claro como ya te conté somos una pareja liberal, ella y tu mujer se conocen desde siempre, así que ella no pondrá pegas y de paso igual tú y mi mujer «congeniáis» je je.
Yo: “Sabe tu mujer entonces lo tuyo con la mía?
Daniel: “Por supuesto, ella lo sabe todo desde el principio.”
Yo: (este tío es dios pensé) de acuerdo, eso haré, ahora te llamo cuando se lo diga a ella.
Daniel: “Y si ella accede y dice que lo podríamos hablar ahora y no durante la cena?
Yo: “Yo te llamaré y le diré que me has dicho que estás con tu madre tu hermana y sobrinos y que no quieres dejarla sola mas tiempo, que podríamos hablarlo en el barrio, entonces yo te invitaría a cenar.”
Daniel: “Entonces espero a que me llames, tú me dices lo de hablarlo ahora, yo te contestaré lo de dejar sola a mi madre y tu me sueltas lo de la cena te parece bien así?
Yo: “Así lo haremos.”
Nos tomamos un par mas de cervezas que él pago y yo pagué las que llevé a mi mujer y otra para mí. No es que yo sea muy bebedor pero el calor y mis ganas de poner un poco contenta a mi mujer (ella con poco se pone como una moto) y ya os he contado que le ocurre con eso… jeje.
Llegué hasta donde estaba ella, me senté en la hamaca mirándola, le abrí y di una de las cervezas, ella me miró con cara de enfado aun pero la cogió. Hacia calor y la lata estaba muy fría. Yo abrí otra, le di un largo sorbo y le comenté que había estado hablando con Daniel. Ella en ese momento se incorporó como esperando otra cosa, imagino que pensaría que habíamos discutido o algo por lo de las lecciones de natación, ella me conoce y sabe que me arranco muy rápido y no soy de los que resuelven las cosas tranquilamente, además aunque lo parezca siempre he sido muy celoso aunque con el paso del tiempo cada vez mucho menos. (quien lo diría)
Yo: “Hemos estado hablando y me ha dicho que porque no pasamos un fin de semana con ellos en Málaga.”
Carmen: “¿Cómo? ¿Y eso?”
Yo: “Bueno me ha dicho que el próximo fin de semana él y su mujer estarán solos, sin hijos, él piensa llevarse a su madre a la playa hasta el jueves que la tiene que traer para Sevilla para visitar al médico y que el viernes se vuelve para allá. Dice que como tú, su mujer y él os conocéis desde siempre que sería bonito pasar los cuatro un fin de semana juntos ya que hace años que no estáis juntos, ¿qué te parece? Me ha dado numero de móvil para que le conteste (ella se quedó pensativa y me contesto…)
Carmen: “¿Pero así a las buenas te lo a dicho, sin mas?”
Yo: “Bueno he estado diciéndole que este año no viajamos a “el Rompido” por falta de dinero y el se ofreció a que pasáramos un fin de semana con ellos, que no me preocupara por el dinero, que en su casa no nos faltaría de nada.
A Carmen se le cambió la cara, se le olvidó todo el enfado de momento, le continué explicando que viajaríamos en su coche y que la vuelta la haríamos en tren desde Málaga a Sevilla, que eso sí podíamos permitírnoslo. No tardó en decirme “Llámalo, llámalo y dile que si puede venir para concretar”, accedí y le llamé pero con el manos libres:
Yo: “Daniel,estoy con el manos libres, mi mujer te escucha, le he comentado lo de me has dicho a mi mujer y dice que sí, podrías venir y le explicas mejor como sería todo?
Daniel: “¿Carmen que te parece la idea?”
Carmen: “Bien muy bien, podrías venir y lo hablamos? mi marido dice que te marchas mañana y así lo aclaramos mejor todo.”
Daniel: “¿Podríamos vernos mejor por el barrio? Es que he venido con mi familia y apenas he estado ni cinco minutos con ellos.”
Mi mujer se quedó callada, tapé el auricular del móvil y le dije a mi mujer, ¿lo invito a cenar? ella asintió de forma positiva con la cabeza.
Yo: “Bueno te entiendo, estoy pensando que en vez de vernos en el barrio podríamos invitarte a cenar esta noche es lo mínimo que puedo hacer, tienes planes o te viene bien?”
Daniel: “Por mí de acuerdo, dime la dirección exacta y la hora. Allí estaré. Yo llevo el vino para la cena, pero las copitas las ponéis ustedes, siempre que a Carmen le parezca bien claro. ( se rió)
Carmen: “Sí, sí, claro que me parece bien, vale las copitas y la cena corre por nuestra cuenta.” (también se rió)
Daniel: “Vale quedamos entonces, ¿a qué hora?”
yo: “A las diez entonces en mi casa, te mando ahora la dirección en un SMS, vivimos muy cerca de mi suegra, podrás ir andando desde casa de tu madre, está a cinco minutos no hace falta que cojas el coche.”
Daniel: “Mejor así, aquí no tengo papel ni bolígrafo y el SMS no se pierde.”
Yo: “Cuando recibas el mensaje hazme una perdida así sabré que lo tienes.
Daniel: “De acuerdo hasta la noche y colgó.”
Al momento de mandar el SMS con la dirección, mi móvil sonó, era la perdida de Daniel, todo estaba en marcha.
Mi mujer ya no tenía la cara de zapato de antes, se le había cambiado por una sonrisa de oreja a oreja, seguro que pensaba «este cabrón no se entera de nada», lo que no sabía ella es que quien no se enteraba de nada era ella. Nos terminamos las cervezas y me pidió que trajera alguna mas. Se le había calentado la boca. Estaba chisposa con las dos latas de cerveza y quería más. Eso le suele pasar, es reacia a beber la primera pero una vez la ha tomado ya no le importa la cantidad posterior…
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