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Confesiones íntimas de una exhibicionista

Confesiones íntimas de una exhibicionista

Confesiones íntimas de una exhibicionista es una película erótica española de 1983 de Jess Franco. Se trata de una obra al límite de la pornografía, porque contiene escenas de desnudos integrales y sexo casi explícito. No llega a ser sexo explícito, como sí ocurre con otras escenas de cine convencional, pero son numerosas. Y el argumento está muy centrado en el sexo.

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Créditos

  • Título original: Confesiones íntimas de una exhibicionista
  • País: España
  • Duración: 80 minutos
  • Año: 1983
  • Género: Erótico, drama
  • Productora: Golden Films Internacional S.A.
  • Se puede ver en: Gold Internacional Films
  • Director: Jesús Franco, Lina Romay
  • Reparto: Lina Romay, José Ferro, Elisa Vela, Antonio Mayans, Juana de la Morena, Antonio Rebollo

Sinopsis de Confesiones íntimas de una exhibicionista

Candy (Lina Romay, la esposa de Jess Franco) confiesa las experiencias sexuales que le han convertido en una chica mala, en la historia de su vida. Cuenta como se exhibía en club de striptis, trataba de seducir a los hombres y hasta se acostaba con muchos de ellos. Y no sólo eso, también ha estado con parejas, en tríos, y ha tenido otro tipo de relaciones eróticas…

Confesiones íntimas de una exhibicionista

Review de Confesiones íntimas de una exhibicionista

Estamos ante una película de cine convencional, que bien podría haber sido censurada, porque es demasiado explícita. Se aprovechó la época del destape para llevar al extremo la sexualidad, pero aquí no sólo hay desnudos integrales, también hay sexo. Todo es softcore. Vemos todo tipo de relaciones, desde mamadas, penetraciones, lésbicos… con la única peculiaridad de que no se ve el acto sexual. Siempre hay una mano, un jarrón o el desenfoque de la cámara que evita el contacto sexual. Pero se ve claramente lo que se está haciendo y así todo el tiempo.

Confesiones íntimas de una exhibicionista

El exhibicionismo está muy presente aquí. La protagonista expía a una pareja que vive en la habitación de al lado de su casa. Finalmente, como no podía ser de otra manera, se une a ellos. Por tanto las escenas sexuales, ya sea espiando, como en relaciones explícitas, son largas y abundantes. Sin embargo hay que decir que no está muy bien conseguida, porque la calidad no es demasiado buena y la banda sonora no destaca. Lo peor de todo es esa peluca blanca, que oculta en parte su belleza. Lo que sí está muy bien conseguido es el remake «El mirón y la exhibicionista» de 1986, también de Jesús Franco. Se lleva el erotismo a otro nivel.

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