He tenido que esperar mucho tiempo para conocer a mi cibernovio Víctor, pero finalmente lo he podido hacer este verano. Han sido muchos meses de añoranza, de ahorrar dinero y de suspirar por esa alma gemela que me complementa, aunque no me atraiga físicamente.
Es algo curioso. Cuanto más tiempo se espera algo, con más ganas se coge después. Y eso fue lo que me ocurrió a mí. Estaba convencida de que era la persona con la que quería estar, porque más allá de un físico, la conexión se teníamos era brutal. Y para físico y echar un buen polvo ya tendré todos los chicos con los que quede, porque lo que más me gusta de esta relación es que además de todo eso somos liberales y cada uno puede estar con quiera. Él no se pone celoso de que esté con otro chico, al contrario: le gusta. Es por eso que no me hace sentir incómoda cuando busco rollo, me hace sentir bien. Me hace sentir que lo que hago esta bien, que llevando cuidado lo puedo estar haciendo toda la vida. Y eso es lo que quiero. Así os voy a contar como fue cuando lo conocí.
Salí de mi pueblo en un autobús a Almería y de allí hasta donde vivía mi cibernovio. Cuando llegué Víctor me estaba esperando en la estación. Me lancé a sus brazos, le abracé y le planté un beso en todos los morros. En persona no me atrajo, al igual que en las fotos, y de personalidad lo noté un poco parado. No sé, me gustan más los chicos más activos, que sepan hacer buenas bromas y que vacilen un poco. Pero yo fui una novia buena, le di todo lo mejor de mí y me desmelené, porque además tenía ganas de sexo. Llevaba varios meses sin hacerlo y en ese momento ni pensé si tenía ganas de estar con él o no, simplemente en cuanto nos quedamos a solas lo calenté, me desnudé y le me coloqué. Él vivía con sus padres, entre el día estaba sólo pero por las noches no. Me dijo que tenía un amigo que estaba solo en su casa porque sus padres se habían ido de vacaciones. Por si queríamos estar a solas por las noches. También me comentó que su amigo sabía todo lo nuestro y que no me extrañara si hacía algún comentario fuerte o intentaba algo. Por supuesto no me enfadé, porque éramos liberales y todo eso es lo que se supone que buscamos. Pero eso sí, me encantó que me lo contara y me pidiera permiso. Sentí que me respetaba.
Víctor en la cama no es muy bueno. Tampoco se queda corto. Lo justo para darme gusto y complacerme. Lo que más me gusta de él es que no se cierra a nada. Si le digo “me apetece esto”, él me lo hace. Sea lo que sea. Y sin quejarse. Dispuesto a complacerme en todos los sentidos. De pene anda bien servido. Tendrá unos 15 cm. No es demasiado gruesa, pero vamos, está bien. Tiene bello negro. Cosa que me encanta. Otra cosa que me tiene algún secreto morboso, pero fuerte. Y yo, al igual que él me complace a mí, yo lo quiero complacer a él por pervertido que sea. Me encanta sentir como disfruta, como cumplo todas sus fantasías y como tiembla de placer. Es por eso que nos complementamos a la perfección: ambos queremos hacernos gozar. Nos importa más el otro que nosotros mismos. Por eso llegué a la conclusión que con él seré muy feliz. Que es la persona con la que quiero pasar mi vida. Y decidí ser su novia oficialmente.
Durante esas 2 semanas hicimos muchísimas cosas. No os preocupéis que las iré contando poco a poco. Ahora dispongo de algo más de tiempo. Estoy empezando segundo de bachiller, pero sólo tengo que sacarme 6 asignaturas en las que ya estudié el curso pasado. Lo que no sé es lo que haré después de estudiar. Ojalá pudiera ligarme a un viejo rico jeje, y disfrutar de la vida con Víctor. Pero ya veré. Y ya os contaré. Besos.
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