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Cuatro en un hotel

Cuatro en un hotel

El hombre de 45 años, con el que habíamos hecho un trío, nos propuso llevarnos a un hotel donde había una amiga suya sola en una habitación. La idea era hacer un intercambio, pero ellos dos no eran pareja. Mas bien sería como una mini orgía. Por su puesto dijimos que sí y quedamos de acuerdo para la noche de un sábado.

El plan casi se tuerce porque a la amiga le había bajado la regla y no quería ver cómo follábamos y quedarse con las ganas. La convencimos porque tanto Julio como el hombre dijeron de hacerlo aunque tuviera la regla, ya que después se podrían duchar.

Durante el trayecto hacia el hotel, la conversación se puso muy interesante. El hombre nos preguntó como andábamos de trabajo y le dijimos que estábamos ambos en el paro. Todavía no habíamos pensado en meternos en un piso ni nada. Simplemente ganábamos un poco de dinero haciendo trapicheos y ése era el que teníamos para salir, pero poco más. Nos habíamos sacado algún que otro título que utilizábamos para ejercer por nuestra cuenta, además de alguna que otra cosa que sabíamos hacer especialmente bien. Pero claro, para poco daba. Y nos comentó que nos podría colocar. Al principio nos dio mucha alegría, pero la situación pareció cambiar en el hotel…

Cuatro en un hotel

Una vez llegamos, empezamos a hablar. No conocíamos de nada a la chica y nos tiramos más de una hora charlando. Era una muchacha de unos 35 años, más rellenita que yo, pero muy simpática. Nos contó que tenía pareja, pero que no estaban muy bien. Estaba de vacaciones con sus padres, pero claro, ellos se habían pedido una habitación y otra para ella sola. Él dijo que estaba casado, pero que su mujer no era liberal aunque sabía de sus aficiones y se las permitía. Y, para empezar a calentarnos, Julio me cogió a mí y el hombre la cogió a ella. Tenían mucho filing. Nos besamos, nos metimos mano, calentándonos con mucho morbo de que estuvieran ellos dos al lado.

Otra de las cosas que le dio morbo a Julio fue que la chica era bisexual. Cuando nos cambiamos de pareja, lo primero que hizo fue cogerle la mano para colocársela en mis tetas. Yo me sentí un poco incómoda porque al no gustarme las chicas, sentía que disfrutaba con algo que a mí me desagradaba. Además, me sentía también como cohibida porque me daba miedo lo que llegase a pensar Julio de mí. Lo quería para compartir mi vida con él, y ciertos secretos y actitudes sexuales no quería que las descubriera. Pero claro, por otra parte también le quería dejar claro que yo era la chica que él buscaba para compartir sus aficiones. Parece ambiguo pero en esos momentos me daba por pensar. ¿Cuál era la línea que no debía pasar? Tal vez si hiciera todo lo que hiciese, le iba a gustar; pero al llegar a cierto punto podría dejar de verme como su futura mujer, para verme como un rollo y eso era lo que no quería. Así que, a pesar de mi incomodidad, permití que la chica me metiera mano, pero me quedé un poco rígida. Permitía hacer, pero yo no iba a mover un dedo. Al ver esto, la chica me toco un poco y siguió dándose el lote con mi novio.

Cuatro en un hotel

También debo confesar que en esos momentos los celos me comían. Era la primera vez que veía a Julio con otra chica, y yo que lo quería sólo para mí, me causó una sensación desagradable. Además, el hombre no terminaba de darme morbo. Se esforzaba por liarse conmigo, meterme mano, siempre procurando darme placer, preparando el coito, pero nada. Si ya en su coche me costó mucho desmelenarme y en esta ocasión me resultó imposible. Cuando me chupaba por todo el cuerpo, me dejaba las babas, cosa que me causó mucho rechazo. Cuando me tocaba no era igual que cuando me tocaba Julio, no encontraba mis zonas erógenas y con la única que sabía, el clítoris, lo hacía sin humedecerse los dedos, insistiendo demasiado y algo brusco. Total que no pude disfrutar casi nada y encima, estaba mas pendiente de lo que hacía Julio. El hombre se dio cuenta y se enfadó. Claro, era lógico, pero en ese momento estaba parada.

Aun así continuamos. Lo primero que hicimos las dos, fue hacer sexo oral para terminar de endurecer sus pollas. Me tuve que quitar varios pelos de la boca, a pesar de que el hombre la tuviera casi pelada. Trate de darle gusto, y según gemía así pareció, pero yo sentía mas asco que otra cosa. Cuando empezó a follarme, con condón por supuesto, al tenerla pequeña me hacía daño en cada golpe. No sé por qué, pero me suele pasar. Su polla pequeña no llegaba a adentrarse en mi vagina y notaba más el roce de sus muslos contra los míos, provocándome dolor al irritarme la piel. Necesito que el pene mida al menos 15 cm para follar a gusto. Julio la tiene de 17 cm y cuando lo hacemos lo único que siento desagradable es el cansancio de estar tanto tiempo.

Cuatro en un hotel

Julio en cambio, tampoco era que disfrutara como un loco, porque al estar la chica gorda no podía hacerlo como a él le gusta, pero se le veía disfrutar. Normalmente le gusta ponerse encima, tipo misionero, y estar así mucho tiempo, bombeando con poca fuerza hasta encontrar su punto. Pero con ella no podía porque enseguida se cansaba y quería cambiar de postura. Le gustaba ponerse encima del chico y ser ella quien dirigía. Claro, contrastaron un poco. Por suerte no manchaba mucho con la regla y casi ni nos enteramos. Al cabo de poco tiempo volvimos a intercambiar las parejas. Entonces se vio como los cuatro volvimos a disfrutar. El hombre se apañaba mucho mejor con su amiga. Estuvimos follando bastante rato. Nosotros aguantamos sobre media hora más, hasta terminar en unas últimas embestidas brutales que me hicieron gritar como una guarra. Ellos terminaron un poco antes, pero luego lo volvieron a hacer. Y nosotros ya nos fuimos a la ducha.

Nos limpiamos y nos pusimos la ropa. Al volver al cuarto seguían haciéndolo. Tardaron sólo unos minutos más. Al terminar se vistió el hombre, nos despedimos y nos marchamos enseguida. En el coche nos confesó su enfado. Dijo que yo estaba pendiente sólo de Julio y que así no se hacían las cosas. Y nos chantajeó, dijo que si queríamos trabajo, que tenía que quedar a solas conmigo y hacerlo sin condón. Nosotros, indignados, le dijimos que no. Así que nos dejó cerca de casa y no volvimos a quedar. Un par de semanas más tarde nos pidió perdón, pero decidimos no perdonarle. La siguiente experiencia que tuve fue un trío con un amigo, el de la pareja de los amigos liberales que comentó en la entrada anterior.

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Comentarios (7)

lástima que la aventura no resultara como ustedes quisieran ya estar con alguién que no te despierta o enciende es complicado….no sé como llegaron tan lejos…cariños

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Jo MAría, cada vez más puteta, je, je… Nos encantas preciosa. Un abrazo

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La verdad es que hay que conocer bien a la otra pareja antes d intercambiar porque luego pasa esto y es que tu y julio para mi aunke seáis muy jovenes a parte d ser sexualmente muy potentes físicamente también imponeis y claro estar a la altura vuestra es difícil y claro d repente t ves con una mujer como tu Maria tan impresionante y como no tengas una buena polla haces el ridículo que es lo que ha pasado y si encima luego t fijas que esta julio al lado con esa pedazo polla t das cuenta que tienes poco que hacer y que no van a dar la talla.que es lo que ha pasado o no maria

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Pues sí. Jeje, pero este chico además era un cerdo. Por eso ahora quedamos primero para cenar o algo antes de hacer nada.

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La verdad es que en vuestro caso es lo mejor pues sois una pareja que sino es por el morbo d intercambiar siempre soleis salir perdiendo porque la verdad para encontrar un tío que t folle como julio y encima que tenga buena polla es complicado y para julio encontrar a una mujerona como tu que le aguante un polvo largo y que encima no este acostumbrada a un pollon tan gordo como el d julio será también complicado asike siempre Acabáis en los intercambios los 2 juntos follando por lo que contáis no?

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Bueno, si hacemos intercambios acabamos intercambiados aunque nos guste más entre nosotros.

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Me hizo mojar me este rico relato me encantan los trios orgias y todo lo que sea mas de dos

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