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De fiesta en Mojácar

De fiesta en Mojácar

Estaba entusiasmada. No sabía que con algo tan divertido podría ganar tanto dinero. Era consciente de que también me exponía a peligros, pero el riesgo merecía la pena y además me daba un subidón de adrenalina que me excitaba más. ¿Hasta dónde sería capaz de llegar?

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Como ya eran vacaciones de verano, tenía más tiempo para entrar en el chat y conocer nuevas personas. Hablé con muchos chicos. Había varios que me ofrecían directamente dinero a cambio de hacer algo. No me terminaba de fiar porque, aunque era lo que yo buscaba, si ellos ofrecían el dinero sin yo pedírselo sería porque eran muy feos o tendrían algún problema. Sin embargo me dejé llevar por un chico que me aseguró que me pagaría sólo por salir de fiesta. Después iríamos a su casa y si pasaba algo mejor, pero lo que quería era pasar una buena noche de marcha. Así que acepté. El dinero me vendría muy bien para el viaje que quería hacer…

De fiesta en Mojacar

El sábado de esa semana me recogió en las afueras del pueblo. Tenía un coche normalito, con el que pasé un poco de calor ya que era verano y hacía bastante calor fuera, aun de noche. Decidimos ir Mojacar porque allí hay discoteca y nos resultaba más carcana que la de Almería. Durante todo el trayecto estuvimos ambos cortados. Lo cierto era que pensaba que tenía claro lo que quería de mí, pero durante esos momentos lo pensé mejor y llegué a la conclusión de que era muy probable que lo que había dicho fuera simplemente por quedar bien y tuviera otras intenciones ocultas. Sea como sea había como un ambiente enrarecido que me dio mucho respeto. El chico no estaba mal. Tendría sobre 30 años, era rellenito, con entradas y con tatuajes. Olía a colonia barata. Además vestía con un pantalón vaquero y una camiseta de un grupo de música heavy. Me miraba y sonreía. Yo le devolvía la sonrisa encogida de hombros. Así estuvimos hasta llegar a Mojacar.

Cuando llegamos aparcó cerca de la discoteca. Quedé fascinada por el lugar. Parecía un inmenso chiringuito de playa. Bueno varios inmensos chiringutos. El chico me pagó la entrada y nos sentamos a tomar algo. Había piscina, un espectáculo de humor, DJs, un relaciones públicas muy majo… Y allí estábamos es chico y yo. Me empezó a acariciar la pierna. Llevaba un vestido con minifalda y sin medias, por el calor. Noté el contacto de sus dedos acariciando mis piernas, y mis entrepiernas… Me humededí. Ni si quiera lo pude evitar. Saber que mi piernas eran miradas de reojo y saber que este chico acariciaba el objeto del deseo de muchos otros me volvió loca. Suspiré con los ojos entrecerrados. El chico se dio cuenta y aprovechó para acercarme contra él con sensualidad. Me dio un beso en los labios, ligero como una caricia. Me puse a 1.000 y me dejé llevar. Volvimos a besarnos, esta vez apasionadamente. Nuestras manos frotaron nuestros cuerpos con deseo. Tenía el tanga completamente empapado de excitación. No sé como lo había hecho, pero estaba totalmente entregada a él. Y no me importaban las miradas ajenas, al contrario, me ponían más cachonda. No tenía nada que preocuparme allí, porque nadie me reconocería. Así que no tuve problema en dejarme llevar…

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