Saltar al contenido
Login | Registro | Ayuda |

Deseando nuevos encuentros

Deseando nuevos encuentros

Al día siguiente en Ester en la intimidad, estaba deseando llegar a clase. Quería volver a ver a Mario. Tenía que saber qué había sentido la tarde anterior. Quería contarle mis sentimientos. Estaba deseando que supiera que me había sentido como nunca antes. Que era la primera persona que me había hecho feliz, realmente feliz. Y anhelaba nuevas experiencias. Estaba deseando nuevos encuentros.

El mejor porno online

Una extraña ausencia

Pero no fue a clase. Algunas veces no iba a primera hora o llegaba tarde, ¿pero no ir en todo el día? Me pareció raro. Ni me había mandado un mensaje para decirme el motivo de por qué no había ido al instituto. Ni siquiera me contestó a mis mensajes preguntándole si se encontraba bien. Me preocupé un poco por él. No sabía qué le había pasado. Que supiera, sus padres no nos habían pillado desnudos en casa. Por lo menos cuando me fui de su casa no lo disimularon muy bien.

Aquel día no me concentré en clase. No atendía a ninguna asignatura. Ni siquiera en matemáticas. Estaba pensando en el posado de la tarde anterior, pero, sobre todo, en qué iba a hacer esa tarde sin Mario.

Seguía sin contestar. Estaba empezando a enfadarme. Después de lo que había pasado, no entendía por qué Mario no decía nada. ¿Qué había sido el posado para él?, ¿Había hecho algo mal que le hubiera molestado? No sabía qué pensar. No sabía si ir a su casa a preguntarle por qué no había ido a clase, o a pedirle explicaciones de por qué no le contestaba.

Al terminar las clases, di un rodeo para ir a casa. No quería llegar pronto. Seguía pensando en Mario. Estaba confundida. Ayer estaba bien pero hoy no contestaba a mis mensajes. Me sentía fatal. Nunca me había encariñado tanto de nadie y ya me estaba empezando a hacer daño. ¿Qué había pasado? ¿Qué había hecho mal? Son dos preguntas que no me lograba quitar de la cabeza.

«Te lo compensaré…»

Estaba llegando a casa cuando recibí un mensaje de Mario. Era muy escueto. En 5 minutos te llamo. Te lo compensaré. ¿Qué había pasado? ¿Qué quería decir con Te lo compesaré? Ahora sí que me daba la cabeza vueltas. Me metí corriendo a mi habitación y cerré la puerta de un portazo esperando ansiosa la llamada.

Por teléfono no parecía él. Su forma de hablar era muy distinta a la de clase, a la del día anterior. Sólo me contó que le dolía la cabeza y se encontraba mal, por eso no había ido a clase. Por lo que se limitó a pedirme los deberes. Lo único que me hizo sentir mejor es que se despidió con: “Estoy deseando volver a verte. Estoy pensando en hacer muchas cosas contigo”. Eso me animó. Se me despejaron todas las dudas.

Esa tarde no hice la tarea. Me tumbé en mi cama y estuve pensando en todas las cosas que Mario me quería hacer, en cómo me quería compensar. O al menos las que yo quería que me hiciera. Tocarme por todo el cuerpo, pechos, el culo… Que se acercase con su cuerpo al mío. No sabía cómo iba a ser la primera vez, pero sabía que quería que fuese con Mario.

Deseando nuevos encuentros

Deseando nuevos encuentros…

Cada vez estaba más en mi mundo, más cachonda. Pensando en el cuerpo suave de Mario junto al mío. Abrazados en su cama. No podía parar en pensar en lo que podría suceder cuando se volviese a quedar sola con Mario. De hecho, lo estaba deseando. Estaba deseando quedarse a solas con él.

Nunca había sentido lo que estaba sintiendo en ese momento. ¿Era normal pensar en toda esas cosas? Me daba igual si estaba bien o estaba mal, lo único que quería era disfrutar. Para una vez que me gustaba un chico no iba a parar. Por una vez me sentía realizada. Iba un poco a ciegas pero no me importaba.

Lo malo fue cuando llegó la hora de cenar. ¿Cómo disimular lo que estaba sintiendo? No fue tan complicado como creí en un momento. Con la excusa de que tenía mucho que estudiar todavía volví rápida a mi habitación para seguir pensando en Mario. Para seguir en todas las cosas que podríamos hacer en cuanto nos volviésemos a quedar solos.

Por primera vez, me estaba mirando al espejo desnuda y tocándome por sitios insospechados. Por lugares que no sabía que iba a sentir lo que estaba sintiendo pensando en Mario. No quería parar. No quería que esa sensación se acabase tan pronto. Aun así me quedé dormida enseguida. Dormí del tirón. No me acordaba de hace cuánto tiempo que había dormido tan bien. Lo único que sabía es que estaba eufórica. Estaba deseando nuevos encuentros con Mario.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *