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¿Eres fetichista? ¿Qué es el fetiche?

¿Eres fetichista? ¿Qué es el fetiche?

Si aún no tienes del todo claro qué significa ser fetichista y crees que puedes serlo, en este artículo te vamos a contar en qué consiste realmente el fetichismo y cuáles son los fetiches más comunes y algunos de los más raros.

Desde el punto de vista antropológico, un fetiche hace referencia a cualquier amuleto u objeto material de cualquier culto tribal al que se le conceden propiedades mágicas y sobrenaturales.

Sin embargo, el tema que trataremos en este artículo difiere bastante de esta concepción. Desde el punto de vista psicológico, el fetichismo es la obsesión por un determinado objeto, especialmente de forma sexual. Si tienes algún fetiche, no te pierdas la web de Sexplace, donde encontrarás todo tipo de objetos para satisfacer todos tus deseos.

¿Qué es el fetichismo sexual?

Si buscamos el significado de fetichismo, en la RAE podemos encontrar la siguiente acepción: «Desviación sexual que consiste en fijar alguna parte del cuerpo o alguna prenda relacionada con él como objeto de la excitación y el deseo».

De esta manera, si pensamos en el fetichismo como una desviación sexual, nos puede hacer pensar que se trata de algo malo, cuando en realidad no es así y se trata simplemente de tener otro tipo de fantasías y deseos sexuales diferentes a los que suelen tener la mayoría de las personas.

Por tanto, podemos decir que el fetichismo sexual es la atracción sexual de alguien por algún objeto, alguna parte del cuerpo concreta o alguna práctica determinada, aunque realmente no tenga ninguna connotación sexual para la mayoría de los seres humanos.

La palabra fetiche proviene del latín facticius, y significa artificial o inventado, es decir, hace referencia a que el significado que se le atribuye es totalmente subjetivo. Desde entonces, la palabra ha ido evolucionando hasta la palabra fétiche en francés, de donde adquirió su significado actual.

Para saber si claramente una persona tiene algún tipo de fetichismo que pueda preocuparle, hay que valorar si puede o no excitarse o culminar sin su objeto fetiche, ya que si necesita de este objeto sí o sí, podría llegar a ser un inconveniente bastante importante para llevar una vida sexual sana.

Por norma general, esta obsesión por un fetiche concreto se desarrolla en la infancia o en la pubertad (también puede darse en cualquier otro momento de la vida) y aparece como sustitución de algo que la persona siente que le falta.

Algunos de los fetiches por excelencia son las prendas de ropa, como puede ser la lencería sexy; así como los zapatos de tacón o los objetos de cuero, pero también puede ser cualquier parte del cuerpo como los pies o los tobillos. En todos estos casos, la psicología considera que las personas con dichos fetiches mantienen actos sexuales despersonalizados, pues la excitación no se debe a la persona en sí, sino a una parte concreta del cuerpo o a una prenda.

¿Cuáles son los fetichismos más comunes?

Existen muchísimos fetichismos que ni siquiera podemos imaginar, pero estas parafilias que mencionamos a continuación son de sobra conocidas y seguro que en alguna ocasión has escuchado hablar de ellas o incluso conoces a alguien que se sienta atraído por ellas.

Exhibicionismo

Esta es quizá una de las parafilias más conocidas, por no decir la que más. La persona exhibicionista se excita cuando muestra sus genitales a una persona desconocida y que no ha mostrado ningún tipo de deseo previo en verlos. Por lo tanto, se trata, por lo general, de un trato abusivo.

Voyeurismo

Esta práctica también es una de las más conocidas, pero a diferencia del exhibicionista, el voyeurista se excita cuando mira a otras personas desvistiéndose, desnudas o realizando un acto sexual, ya sea de forma consentida o no.

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BDSM

El BDSM hace referencia a un conjunto de prácticas, que en algunos casos resultan más bien un estilo de vida: bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo.

Comúnmente se le denomina sadomasoquismo. Mientras que el sadismo consiste en excitarse provocando dolor, humillación o sufrimiento psíquico o físico en otra persona; el masoquista, es esa persona que se excita sexualmente cuando le humillan o le provocan cualquier daño físico o psíquico, que pueden ser desde actos más suaves a actos más extremos. En dichas prácticas se pueden usar muchos juguetes sexuales diferentes, como pinzas para los pezones, una mordaza o un látigo.

Frotteurismo

Esta práctica quizá no sea tan conocida como las anteriores, pero no porque no sea algo habitual, sino porque su nombre es algo más desconocido. En esta parafilia, la persona se excita frotándose contra otra persona o tocándola sin consentimiento, y se da frecuentemente en zonas concurridas, como el autobús o el metro. Por tanto, también se trata de una práctica abusiva al no ser consentida y puede llegar a convertirse en un problema para quien lo sufre.

¿Qué otros fetiches se dan con frecuencia?

Existen otros fetiches que, por lo general, no son nada abusivos, y aunque mucha gente no los considere fetiches por miedo o desconocimiento a esa palabra, en realidad sí lo son. ¡Veamos cuáles son!

Pies

La atracción sexual por los pies es de sobra conocida, y sin duda, uno de los más comunes, sobre todo en hombres. Sin embargo, muchas mujeres también pueden sentir atracción sexual por unos pies bonitos y cuidados.

Pero no solo tocarlos es placentero para las personas con este fetiche. Y es que lamerlos puede ser tan placentero para el que lo recibe como para el que lo hace. A pesar de ser los grandes olvidados, tienen tantas terminaciones nerviosas que ni te imaginas lo que puedes llegar a sentir.

Zapatos de tacón

Otro de los fetiches más conocidos en todo el mundo es la atracción sexual por los zapatos de tacón. Los que sienten atracción por estos zapatos femeninos (la gran mayoría de ellos son hombres) se dice que padecen altocalcifilia, y lo que más les excita es que la mujer no se quite el calzado en ningún momento para mantener relaciones sexuales.

Cosquillas

Cuando alguien te diga que los adultos no tenemos cosquillas, ¡desconfía! Y es que, ¿a quién no le gustan unas cosquillas suaves por todo el cuerpo? Desde el cuello, hasta las orejas, los labios, la espalda, el vientre, las nalgas… ¡Cualquier parte del cuerpo está permitida!

Lencería

La lencería sexy, ya sea de encaje, con transparencias o con cualquier otra característica, es otro de los fetiches más recurrentes, tanto para el género masculino como para el género femenino. Podríamos destacar lencería como ligueros, medias o sujetadores; y al igual que ocurre con el fetiche anterior, a los fetichistas de este tipo les excita que su pareja lleve puesta la lencería durante la relación sexual.

Cuero

Las prendas fabricadas con este material están asociadas, por lo general, a la práctica del sadomasoquismo. Sin embargo, no tienes por qué llevar a cabo necesariamente esta práctica para que te excite usar o ver a tu pareja con una prenda de cuero. Tan solo con un pantalón o una falda de cuero, la imaginación puede volar a lugares insospechados.

Disfraces

¿Has escuchado alguna vez que a mucha gente le gusta jugar a los médicos o a los policías cuando mantienen relaciones sexuales? Es muy probable que sí porque esta práctica es mucho más habitual de lo que parece y no hay por qué sentir vergüenza. Esta práctica en la que se pueden adquirir diferentes roles es excelente para salir de la rutina y la monotonía.

Pelo

El fetichismo por el pelo, también conocido como tricofilia, es muy común, sobre todo en hombres. Por lo general, sienten atracción por el contacto directo con el cabello, o simplemente por ver a la otra persona con un peinado, color o estilo concreto. Por otro lado, las mujeres también pueden tener este fetiche, pero casi siempre está relacionado con el vello corporal, la barba o el bigote.

Piercings

Tanto las perforaciones como los pendientes que se usan para dichas perforaciones, más conocidos como piercings, son un fetiche cada vez más habitual entre la gente joven. Este fetiche sexual puede provocar excitación con tan solo ver a otra persona con un piercing, pero también por el contacto directo de la piel con el objeto metálico. Los piercings que suelen provocar más excitación son los de la lengua, los labios, el ombligo, los pezones e, incluso, los genitales.

Tatuajes

Otro de los fetiches sexuales más comunes en la población joven, y cada vez más también en la adulta, son los tatuajes. Ver a una persona con tatuajes en zonas, ya sean eróticas o no, como la cintura, la espalda, los brazos o las piernas, puede despertar el deseo sexual para muchos, que incluso tienen como requisito indispensable que la otra persona lleve algún tatuaje para sentir atracción.

¿Eres fetichista? ¿Qué es el fetiche?

¿Cuáles son algunas de las parafilias más raras?

Las parafilias más populares no son más que una mínima parte de todas las que existen. Como son tantas, no podemos nombrarlas todas, pero he aquí algunas de las que hemos considerado más raras e interesantes.

Misofilia

La atracción por la ropa sucia o, en general, por la suciedad de cualquier tipo, es una de las filias más raras, y merece una especial mención. Esta parafilia se relaciona a menudo con la coprofilia, que es la atracción sexual por los excrementos.

Dacrifilia

Algunas personas sienten excitación cuando ven a otras personas llorar, ya sean conocidas o desconocidas, por lo que a partir de ahora, quizá te pienses lo de derramar alguna lágrima cuando estés en un lugar público.

Dendrofilia

La dendrofilia es la atracción sexual por las plantas, vegetales o frutas; que se suelen usar como juguetes sexuales para dar o recibir placer.

Eproctofilia

Esta curiosa filia (más bien diríamos asquerosa para la mayoría de personas) es la atracción por las flatulencias. A las personas con eproctofilia les encanta escuchar u oler los gases de su pareja.

Tecnosexualismo

Este futurista fetiche consiste en la atracción por los robots. Las personas que lo sufren fantasean (difícilmente se puede llevar a la práctica, aunque nada es imposible) con llegar al orgasmo en compañía de robots o simplemente de cualquier máquina con inteligencia artificial.

Espectrofilia

Esta parafilia puede ser para algunos la más rara que hayan escuchado nunca, y coincidimos plenamente. La espectrofilia consiste en la necesidad de tener relaciones sexuales con fantasmas. Sí, has leído bien, ¡fantasmas! No tiene nada que ver con la necrofilia, que se caracteriza por querer tener encuentros sexuales con cadáveres, sino que tienen que ser seres del más allá.

El fetichismo, ¿es bueno o malo?

Mucho se ha discutido sobre si el fetichismo sexual es algo bueno o malo para el ser humano. Es decir, si se considera realmente un trastorno psicológico. Pues bien, al igual que ocurre con otras parafilias no sexuales, no se consideran ningún trastorno o problema siempre y cuando no se dañe a otras personas ni suponga un deterioro cognitivo, emocional, social o laboral en la persona que lo vive.

Poco a poco, va superándose esta idea de que es algo malo por salirse de la norma. Sobretodo porque cada vez es más habitual que las personas cuenten sin ningún tipo de tapujos que tienen algún tipo de fetiche.

Y es que, según los expertos, no deberíamos avergonzarnos de nuestras preferencias, ni mucho menos se le deberían ocultar a la pareja.

Llevar una vida sexual rutinaria puede ser muy frustrante con el tiempo y hay que saber buscar una solución para que la relación no acabe terminando. Por este motivo, con algunos fetiches, siempre que sean consensuados. Podemos salir de una vida sexual monótona y nos pueden aportar grandes experiencias y conocimientos sobre gustos que ni siquiera sabíamos que teníamos.

Solo en caso de que la persona dependa única y exclusivamente de su fetiche para llegar a sentir excitación y tener una vida sexual plena, dañando incluso a otras personas que se sientan presionadas, se consideraría el fetichismo como un trastorno. De lo contrario, no hay nada que temer en dar rienda suelta a la imaginación.

Como todo en la vida, en el sexo también hay que probar miles de cosas, tanto con juguetes sexuales como sin ellos, y si al final no nos gusta, ¡no hace falta volver a repetir!

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