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Humillada por un depravado – Parte 1: El del cupé rojo

Humillada por un depravado - Parte 1

De regreso a los chicos más jovencitos tuve una gran experiencia. No fue todo cuanto quería, pero supuso una experiencia al fin y al cabo. Fue una experiencia intensa que viví con un hombre, el del Cupé rojo.

Al mismo tiempo que quedaba con el hombre de 43 años, seguí conociendo chicos del chat. Hasta que decidí quedar con otro que tenía en el Messenger. Éste tenía 35 años, o eso me había hecho porque aparentaba más, y bueno, físicamente dejaba mucho que desear. Medía 1,50 cm y de cara era bastante feo. De todas formas, como yo estaba gordita, no podía exigir. Decidí pasar un buen rato con él.

Humillada por un depravado - Parte 1

Vino a recogerme en un cupé rojo. No paraba de fardar de coche. Era el arma que utilizaba para ligar. En cuanto me vio intentó darme un pico al darme los dos besos y rozar ciertas partes. No puse objeciones porque sabía a lo que íbamos. Nos fuimos en el coche a un lugar apartado y nos empezamos a liar. Nos calentamos bastante, porque a los minutos no estábamos sobando por encima de la ropa. Me pidió de follar, a lo que le dije que no. Apenas lo conocía y no quería hacerlo tan pronto. Con los chicos que lo he hecho siempre he estado varios meses de rollo antes. Pero se puso un poco pesado diciéndome que lo estaba calentando para nada. Y le dije que hacerlo no iba a hacerlo, pero había otras cosas que sí le podía hacer. Y acto seguido, le acaricié el bulto de los vaqueros con la mano. El chico pareció contentarse y se dejó llevar.

Humillada por un depravado - Parte 1

Le abrí el botón del pantalón, mientras le acariciaba llena de deseo. Le bajé la cremallera. Estaba completamente excitada. Le levanté la camisa y le besé en la barriga, bajando… De cuerpo no estaba mal y me dio morbo sentir su piel en mis labios. Le di un mordisquito a la polla con la ropa interior negra. De un estirón se la saqué y sin pensarlo dos veces, me la metí en la boca. El gusto que me dio fue sublime. La tenía grandecita. No podía metérmela en la boca entera porque llegaba a mi garganta y me daban arcadas. Por eso prefería maduros de polla pequeña. Pero entonces encontré otra solución: Me metí la punta en la boca, hasta una parte que pudiera mover bien, y la parte de la base la estimulaba con la mano. Fue el método que utilicé para mamar vergas grandes.

Le pedí que me avisara cuando se corriera, para que no se corriese en mi boca. No me terminaba de fiar. Tal vez fue por su estatura pequeña o por su actitud chulesca, que me hacía pensar que podría tener cualquier enfermedad de transmisión sexual. Y seguí chupando con énfasis. Me causó una increíble excitación. Notaba como temblaba todo su cuerpo de excitación. Sabía que estaba gozando y eso me hacía sentir bien. Yo era la causa de su gozo, yo y mi forma de satisfacerle. Podía sentir toda su excitación concentrada en mi boca y extendiéndose sobre su cuerpo. Y me morí de gusto. Me excité tanto que estuve a punto de pedir que me follara. Pero no lo hice. Por muy cachonda que estuviese, no me quería arriesgar con algo tan peligroso como las relaciones sexuales.

Humillada por un depravado - Parte 1Entonces se corrió en mi boca. Así como suena, a pesar de haber pedido que me avisara. Ni siquiera intentó sacarla, sino que cerró los ojos y empezó a moverse con más fuerza. Seguí chupándosela unos segundos y cuando acabó, abrí la puerta del coche y lo escupí fuera. Mi coño estaba completamente húmedo, pero él ya había terminado.

El del Cupé rojo me acercó a mi casa. De camino hablamos de que había estado bien. Él había quedado satisfecho al cien por cien. Yo en cambio, me habría faltado satisfacerme, pero lo que había sentido había sido muy bueno. Total, que nos pasamos los móviles. Me dijo que me llamaría de vez en cuando. La siguiente experiencia que voy a contar, fue la que mantuve con mi amigo de 43 años. Fijación anal.

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Comentarios (2)

eso si que jode! ¿ o no?

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si me jodio y bastante

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