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Mi primer ligue

Mi prmer ligue

Cuando estaba en el instituto, el primer año todavía no me había besado con un chico, pero en esta experiencia que os cuento todo cambio para mí. Por primera vez experimenté la sensación de estar con un chico y fue muy excitante. Fue mi primer ligue.

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En mi primer año de instituto no conocía a nadie. Mis compañeros del colegio se fueron a otro centro y los primeros días de clase los pase sola. Poco a poco fui conociendo gente. Unas compañeras me presentaron a un chico de 18, dos años mayor que yo. Era repetidor de un curso superior, un cubano al que respetaban más que gustar. Cuando lo conocí no pensé en él como un posible ligue. Simplemente me hice amiga de él y nos llevábamos bien. Físicamente no era ningún figurín, mulato, de complexión atlética más que fuerte y con el pelo medio largo, enredado. Conmigo era muy simpático y como no le vi intenciones de entrar, no me entró en tembleque de piernas y accedí a juntarme con él sin temor.

Un día estaba con él, en la puerta de clase, cuando tocó la sirena. Todos entraron, y cuando me disponía a hacer lo propio, me cogió de la mano y me dijo que esperara. El pasillo se quedó vacío y entonces, de improviso, me soltó un pico en los labios, me dejó una nota en la mano y salió corriendo. Me tiré toda la hora de clase pensando en el pico. No pensaba en el amigo, pensaba en lo que había sentido al darme el beso. Era mi primer beso y había sentido sensaciones intensas. Las piernas me temblaban, el corazón enloqueció, en la barriga me aparecieron mariposas… pero sabía que no era amor, era sólo el ansiado beso que por fin había llegado. Y me sentí en una nube, feliz. Al leer la nota ponía que le gustaba y que quería liarse conmigo al terminar la clase. Me la apreté contra el pecho y me imaginé mil veces como sería el encuentro. Ganas no me faltaban.

Mi primer ligue

Al terminar las clases fui corriendo donde me había dicho que lo esperara. Allí estaba, como no. Yo todavía no me lo podía creer. Era un chico vacilón, tal vez no fuera un ligón pero no le faltarían pretendientas. ¿Se había fijado en mí de verdad o era una simple broma? Nerviosa lo acompañé por donde me dijo que fuera y acabamos en un callejón. Le confesé mis temores y entonces me besó y me preguntó que si me lo creía ahora. Ya no dije nada. Estuvimos sobre una hora besándonos. El chico me empezó a sobar disimuladamente, a lo que no dije nada hasta que llegó a la vagina. Estaba contenta de haber encontrado un ligue, y lo estaba disfrutando, pero no me veía con fuerzas de llegar tan lejos. Ni siquiera me atreví a meterle mano yo. Temía que fuera contando por ahí que era una facilona o una guarra. Por eso marqué un límite y hasta ahí me dejé hacer, y yo me estuve quieta.

Los besos fueron apasionados y duraderos. Hasta llegué a clavarle sin querer un diente y me preguntó si era la primera vez que besaba a alguien, a lo que le dije que no, que había tenido rollos en el colegio, pero era mentira. Era mi primera experiencia y estaba nerviosa. Incluso pasaron personas que se quedaron mirando, como si fuera una furcia, a lo que agaché la cabeza y seguí con el lío. También descubrí una pequeña excitación por sentir las miradas de extraños, en esos momentos íntimos.

Mi primer ligueDurante los meses posteriores nos votábamos clases y nos íbamos a un lugar escondido donde seguíamos a nuestro rollo. No llegamos a hacer publica nuestra relación, a los ojos de los compañeros seguíamos siendo amigos, pero casi todos los días nos escapábamos una hora para estar a solas. La mayor parte del tiempo lo dedicábamos a hablar y a besarnos, pero cuando le apetecía metía su mano por mi escote y me acariciaba las tetas. A eso nunca le puse oposición. La zona de abajo seguía estando inexplorada y todavía no me atrevía a soltar yo la mano. Las conversaciones nunca llegaron a ser picantes hasta un día, en la que se calentó la cosa hasta que llegó a decirme que quería «follar» conmigo. Yo me puse mucho más nerviosa de lo normal y no supe que decirle. Entonces me cogió la mano y la metió en su pantalón, a lo que llegué a rozarle la base del pene. Los pelos de los brazos se me erizaron. Me quedé completamente cachonda. Realmente lo deseaba pero no sabía si estaba preparada. No teníamos sitio, a excepción de nuestro escondite, pero cualquiera podría entrar y pillarnos. Aunque cuando lo pensaba me excitaba, temía a que pudiera haber rumores impuros sobre mí… No sabía que hacer. Finalmente llegué a quedar con él, pero no aparecí.

Al día siguiente no me quería hablar. Estuvo esquivándome durante un tiempo. Al final lo convencí para que me perdonara, ya que le hice entender que era dos años más joven que él, y que aún no estaba preparada para llegar tan lejos. Llegamos a escaparnos varias veces más, pero ya no llegó a ser lo mismo. Al ver que tenía mis límites bien marcados y que no iba a hacer nada más, fue perdiendo el interés de quedar conmigo a solas. Además, empezaron a decirme amigas que tenía novia. Entonces pensé que por eso no quería dar a conocer nuestro rollo y poco a poco dejamos de juntarnos hasta el punto de que cuando nos veíamos simplemente nos saludábamos.

La experiencia no llegó a ser del todo especial, aunque me gustó. Sentí que era el principio de muchas más, y para tener buenas tenía que tener malas y regulares. Así que continúe adelante contenta de haber empezado y, aún con temores, deseando que llegue la próxima. La siguiente experiencia que tuve fue poco después, en una noche en fiestas donde volví a ligar… pero lo tenéis que leer en el siguiente enlace.

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Comentarios (3)

Muy sexy y sensual Maria,suigue asi,felicidades,besos de tus amigas…………

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ke morbo maria

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Muchas gracias

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