Al día siguiente volví a la web y ahí estaba mis fotos, mi vídeo y el test. Y por supuesto, los comentarios abajo. Si antes ya me querían poseer, ahora eran peores. Sólo veía proposiciones para quedar, para enviarles fotos de forma privada a ellos. Todo eso me encantaba. Sentía que podía ligarme al que quisiera. Y entre tantos, alguno tendría que haber que me gustara. Pero así, sin verles, sería como una cita a ciegas. Podría quedar con quien quisiera, con el morbo añadido de no saber cómo es, pero que él sí sepa cómo soy y qué me gusta.
Me entraron esos calores típicos de la excitación. Respondí algunos comentarios, pero enseguida fue a por el nivel 3. En esta ocasión tenía que echarme novio y ponerle los cuernos. Pero había un requisito imprescindible: no me podía desvirgar. Por esto se ofrecía 1000 euros, pero tenía que subir pruebas de ello. Me pareció una contradicción, ya que en los juego sexuales cuanto más lejos se llegue mejor. Aquí parecía que el morbo estaba en ser pillada por mi amante. Aunque, pensé, al ser sólo besos el juego se hacía muy inocente. Estaba equivocada y pronto me daría cuenta.
El novio que me eché era un chico de mi clase. Él solía ir detrás de mí. Bueno, detrás de mí y de algunas chicas más. Por lo que consideré que empezar a salir con él sería extremadamente fácil, como así resultó. En esta ocasión me tomé un poco de tiempo, porque me costó más encontrar a un amante. El resto de los chicos de mi clase no sabía si les iba a gustar. Y bueno, aunque aquí parezca muy lanzada contándolo todo, en realidad soy bastante tímida. Más si no sé si al chico le voy a gustar o no. Por ello me costó especialmente.
Bueno, a todo esto tengo que decir que en los estudios me empezó a ir bastante mal. Mi mente siempre estaba en esa página de la Deep web y lo que estaba descubriendo sexualmente. Por ello no lograba concentrarme a la hora de estudiar. Además, con mis amigas tampoco me iba especialmente bien. Muchos días dejaba de quedar por quedarme en casa en Internet. Yo les decía que estaba chateando con chicos por chat, y que había alguno que me gustaba, pero que no había quedado. Esto, aun siendo peligroso, resulta mucho menos comprometido que lo que hacía realmente. Me decían que llevara cuidado, que nunca sabía con que tipo de persona me encontraría. Pero yo no les hacía caso, iba muy a la mía.
Lo cierto es que también chateaba cuando me aburría. Pero claro, sin quedar. Sin embargo, para poner los cuernos a mi novio, sentí que tenía que quedar al menos una vez. Pero me pasó una cosa extraña. Los chicos con los que chateaba, normalmente de fuera, todos querían tener sexo. No les compensaba venir a verme si era sólo para hablar y conocernos. Empecé a entender que con unos besos no bastaba, así que ofrecí sexo oral, que lo había hecho en el pasado y sí se permitía en las regles del nivel 3 de esta web invisible. Entonces los chicos sí querían quedar, ni se lo pensaban. Eso sí, debía dar mi teléfono y hablar con mi voz, sino desconfiaban.
Así fue como quedé con el extraño para hacerle una mamada en su coche. El chico en el chat me dijo que tenía unos 30. Tenía que quedar con chicos mayores que yo, porque los de mi edad no tenían coche, y por tanto, no habría un lugar para hacerlo. Pero resulta que cuando quedamos de 30 nada, tendría unos 40. Aun así pues dije, ya que he quedado y tal, que todo sea por los 1000 euros. Aunque tengo que reconocer que en cierto modo me excitaba la idea de hacerle una mamada a un tío mayor que no conocía de nada. No me ponen los hombres mayores, pero esta situación sí. Era un desconocido, un coche, de noche… Me sentí sucia. Pero en parte me encantó.
Para entregar las pruebas en la web, le pedí que me grabara con el móvil. Era una persona a la que no iba a volver a ver. Tenía pensado en bloquearle después de esa noche. Así que me lancé. Mientras me grababa, le abrí la bragueta y le caricie por encima. Llevaba un pantalón vaquero y unos calzoncillos blancos. Agache la cabeza y le roce, suavemente, con la cara. Todo esto mientras le miraba a los ojos con cara de pervertida. Al menos así me lo imaginé. Enseguida noté el bulto caliente crecer. Y gracias a mí.
Entonces el hombre se levantó un poco, para bajarse los pantalones. También hizo lo mismo con sus calzonillos, dejando ver una polla no muy grande pero bien dura. La cogí con una mano. Noté como de ella salía un intenso olor. Lejos de horrorizarme me gustó. Sentí como mis feromonas enloquecieron. Si antes ya tenía ganas, cuando percibí ese aroma a sexo todo mi ser quería gozar, pero no era el día. En esa ocasión sólo debía mamarla y volver a casa con la prueba de la infidelidad. Y así lo hice. No sin antes desear que me follara como una perra.
Me metí su polla en su boca y empecé a chupar. Era raro. No sé explicarlo. Noté como se excitaba, pero yo no llegué a sentir nada. Así estuvimos un rato, hasta que me agarró de la cabeza y me la movió. Empezó él a llevar el ritmo. Fue algo increíble entonces. Notaba toda su excitación como si fuera mía. Abajo notaba como mis fluidos humedecían mis braguitas. Fue algo alucinante. Me cogió del pelo, viendo que me gustaba, y me movió con más violencia. Casi se pensaba que era una muñeca hinchable a la que estaba penetrando. Y noté como llegaba su clímax y se corría. Tuve tiempo para apartarme, pero no hice. Pensé en el morbo que les daría a los chicos de la web verme con semen en la boca.
Fue una Putalocura. Era más lo que tenía en la cabeza, que lo que tenía delante. Noté que me podía follar a cualquier persona que me propusieran. Me excitaba sólo de pensarlo. Y aquel día, casi por arte de magia, yo también llegué al orgasmo. Mientras tiraba sus últimas gotas, yo sacaba la lengua y miraba a la cámara. Dejé que el semen me chorrera por las comisuras de los labios y goteara por mi barbilla. Durante ese periodo, de segundos prácticamente, me rocé con una mano el clítoris y acompañé al hombre en la mejor de las sensaciones. Para terminar me limpié con una mano y chupé los restos. Estaba eufórica de placer.
Al terminar nos limpiamos y me pasó el vídeo por WhatsApp. Al llegar a casa, con mis padres en en el salón, subí el vídeo a la web. Lo hice junto con las fotos que tenía en las que salía con mi novio. ¡No podía esperar ni un segundo!
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