De nuevo estoy frente a mi diario, que es mi confidente secreto. En esta ocasión voy a escribir mi primera experiencia sexual. Me pasó hace un tiempo y fue el inicio de muchas más experiencias y me abrió las puertas de un nuevo mundo.
Después de mis encuentros esporádicos con Hugo, me pasaba los días nerviosa hasta que lo volvía a ver. Sin embargo cuando lo veía me daban ganas de estrangularlo, porque siempre estaba con sus amigos vacilando. A veces intentaba enfadarme con él, pero cuando me hacía una caricia o me dedicaba unas palabras amables me derretía. Mi muro de indignación caía, para convertirme en una tonta que le hacía caso en todo. Se daba cuenta y tal vez por eso se aprovechaba. Mis amigas al principio me felicitaban por haberme ligado a un chico guapo, pero poco a poco me fueron aconsejando que me alejara de él porque no era de fiar. Yo no las creía y pensaba que todo eso me lo decían por celos o porque no querían que me pasara como Rebeca, que me echara novio y me olvidara de ellas. Así que por un tiempo me alejé de mis amigas del alma y pasaba las horas sola, pensando en Hugo. Lo cierto es que no me importaba haberme alejado de ellas, porque sólo me preocupa volver a ver a mi chico, aunque todavía no fuéramos novios. Y cuando lo veía lo saludaba como tonta, porque si iba con sus amigos pasaba de mí. Cuando lo encontraba a solas me robaba besos y me prometía que pronto le contaría lo nuestro a sus amigos. Ya no era lo de ser novios, sino lo que acordamos de ser amigos especiales.
Pasaron algunas semanas cuando, de sorpresa, Hugo me propuso vernos a solas. No me lo esperaba porque llevábamos unos días sin vernos y pensé que se había olvidado de mí. Pero no. En esta ocasión quedamos en su casa, que estaba vacía. Sus padres se habían ido de viaje. Nos sentamos en su sofá y me sacó una cocacola para tomar. Nos besamos y nos metimos mano. Él como siempre me sobó las tetas y yo, en esta ocasión, me atreví a acariciarle. Le metí la mano por debajo de la camiseta, notando su pecho desnudo. No tenía pelos. Me encantó y hasta me sentí excitada. Hugo se dio cuenta y me cogió la mano para colocársela sobre su pantalón. “Me tienes a tope nena” me dijo. Y siguió besándome, esta vez por el cuello. Trató de sacarme las tetas pero yo le paré. “¿Qué pasa?” me dijo. Yo en ese momento estaba como bloqueada y no pude responderle. Era mi primera vez que llegaba a algo más que besos y me pareció brusco. Me encongí de hombros y por un momento deseé desaparecer. Pero enseguida Hugo me abrazó y me dijo que no pasaba nada, que si no estaba preparada para llegar más lejos lo entendía. Yo le respondí que no era eso, sino que no me sentí del todo cómoda con él con la relación que teníamos y que así no quería hacer nada. Entonces me propuso que nos hiciéramos novios, si tan importante era para mí. Asentí, entusiasmada y le respondí con un beso.
Entonces Hugo continúo besándome y metiéndome mano. Yo aun no estaba del todo segura, pero sabiendo que si me negaba a continuar perdería la oportunidad de ser su novia, y por eso accedí. Y lo cierto era que después de un rato de dejarme llevar sus manos me recorrieron todo el cuerpo y sentí deseos de devolverle todo el placer que me estaba dando. Seguía sintiendo miedo, porque sabía que después se lo contaría a sus amigos y yo quedaría mal, pero no podía aguantarme. Me había sacado las ganas y ahora no podía parar de besarle y acariciarle su bulto. Nos besamos con ansia, como si comiéramos chocolate, como si estuviéramos a punto de sacar al genio de la lámpara, de tanto frotarnos. Fue algo increíble. En la vida me lo había pasado tan bien. Ahora sí que iba a estar totalmente enganchada a él. Hugo se detuvo un momento. Me dijo “mira” y se sacó la polla. Me cogió una mano y la posó sobre su miembro. Fue algo muy excitante. Noté su polla dura, palpitando en mi mano y lo mejor de todo: calentita. Sentí su excitación, como se retorcía entre mis dedos, brutal. Y lo cierto es que en ese momento no sabía que tenía que hacer, lo único que conocía era lo poco que había visto en películas porno, por Internet. Pero no me hizo falta hacer nada. Porque Hugo viéndome lo cortada que estaba lo único que me pidió fue que le hiciera una paja. ¡Qué momento!
Con su mano sobre la mía, acompañaba sus movimientos frenéticos con mis manos. Era una experiencia única. Sentí como le daba gusto cada movimiento, como sus venas palpitaban de placer, como su polla se hinchaba más y más como si estuviera a punto de explotar. Y yo ahí, siento en placer en mi mano, deseando que se corriera para ser cómplice de esa sensación. Y vaya si lo hizo. Noté como el líquido caliente hinchaba un conducto que Hugo tenía bajo la polla. Cuando llegó a la punta, salió una crema blanca, viscosa y caliente. Pero no sólo eso, al semen le acompañaba un fuerte olor, como a sexo puro. Me dio un gusto especial sentir como manchaba mis dedos. Creí que me correría de la excitación sin tocarme. Mi vagina tenía como un escozor agradable, que me obligaba a restregarme con el asiento. Y con apenas un par de roces noté como mis bragas se humedecían. Pero estaba tan cortada por lo que había hecho que no me atreví a contárselo a Hugo.
Después de eso fuimos al aseo a lavarnos. Hablamos un poco más y quedamos que en a partir de ese momento éramos novios. ¡Que ilusionada estaba! Os seguiré contando todo. Saludos.
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