Hola, mi nombre es Sandy y soy una de las chicas del piso de Madame. En esta ocasión os voy a contar cómo despaché a un cliente de bajo nivel, como si fuera una prostituta de lujo en rebajas. Me quise degradar a posta, porque me encanta sentirme sucia y hasta dejarme aprovechar gratis… pero esa es otra historia.
Imagínate, le llegó al sitio citado al cliente, le digo que yo soy la chica que envían, la que él había solicitado del domicilio.
Estoy en vestido sastre, con pañoleta en el cuelo, bien elegante. El señor no lo podía creer. Tanto que creyó que al verme yo le iba a pedir una tarifa muy alta, como cualquiera de las escorts en Madrid.
Por la expectativa que yo tenía. Tenía ganas, no lo había pensado hacer de esta manera. Se me ocurre a última hora, tanto que no tengo tiempo de ir a cambiarme. Me voy con la indumentaria del otro trabajo, elegante que si el señor me vuelve a ver con ese vestido, me delato yo solita.
Siento que me estoy arriesgando demasiado, y aún así corro el riesgo. Ya estaba decidida a degradarme cómo prostituta de lujo en rebajas.
La forma cómo me destapo con las tetas al aire, que en la calle fácilmente se me hubiera podido caer la pañoleta y dejar un escote que claramente se me notaría que no tenía sostén ni blusa.
El cliente al verme desnuda completamente con el bello apenas creciendo, muy cortico. Salir de las residencias con la expectativa que el uniforme me delate y para el cliente, ser yo una puta elegante, jejejeje. Todo eso me generó mucha adrenalina.
Estaba muy nerviosa, pero trataba de mantenerme tranquila. Le dije que fuésemos a una cafetería y nos tomáramos algo, pues ya sin la pañoleta que me distinguía de la empresa, era diferente. Pero sin la pañoleta, se me veía el escote profundo sin estar con la blusa blanca. Cuando nos trajeron las bebidas hice que miraba mi cartera para así agacharme y el cabello me cubría la cara.
Le pregunté que en qué trabaja, pero ni le puse atención a lo que me decía. Luego le dije del motivo del encuentro. Le dije que yo cobro tanto y que el servicio incluye desde el sexo oral hasta la penetración vaginal, nada más.
Como tenía base, la piel se me veía tersa muy bonita. Me dice que no parezco en trabajar en eso, se fija mucho en mi escote. Mis tetas se ven provocativas. Me imagino que él hace cuentas mentales de su presupuesto, pues me dice que a dónde vamos, refiriéndose a las residencias. Le digo que yo conozco unas residencias no costosas, más bien económicas. Le pregunto como para no perder el tiempo que presupuesto tiene para haber si llegamos a un acuerdo.
Como me pareció un hombre muy educado, bien vestido, pero con poco presupuesto, le dije que iba a hacer una excepción. Le hago una rebaja y le parece tentadora. Quería ser su prostituta de lujo en rebajas.
Para asegurarme que si tiene ese dinero, le digo que me lo enseñe con disimulo. El trata de sacarlo y le digo que no, que en las residencias. Le digo que cancele y yo me voy saliendo a esperarlo afuera.
Empezamos a caminar y lo voy llevando a las residencias por una calle estrecha. Le digo que aquí (frente al sitio) que son económicas y discretas. Entramos, timbro, abren y pedimos pieza. Nos dirigen a una habitación, nos preguntan si vamos a tomar algo. Al cerrar la puerta, me abro la chaqueta y el descubre que mi sostén negro que apenas me sostiene por debajo las tetas, es decir, no me cubre nada, me quito la falda, no tengo medias y la tanga es hilo dental negra. Me la quito.
Me siento en la cama esperar a que él se desvista. Se me acerca y se pone a apreciar mis labios vulvares, mi vello super cortico. Me besa las tetas bajando hasta bajar allí, sigue por los muslos y sube de nuevo a mis labios, me dice que me huelen rico, que si puede besarme allí y le pido que no me vaya a meter los dedos, sólo lengua. En pocos instantes ya estoy lubricada. Lo detengo, saco de mi bolso el gorrito de látex, se lo coloco y empiezo a engullirlo, le digo que se tienda y yo encima.
Me siento encima y en movimiento atrás-adelante siento que él se desarrolla dentro del condón, dentro de mi concha. Tan pronto como salimos de esas residencias, le despido, que él se vaya por otro lado. Lo despisto y me voy por otro sitio y nunca más lo volví a ver. Y así es cómo fui una prostituta de lujo en rebajas.