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Sexo por dinero

Sexo por dinero

Hay muchas veces que vemos películas porno de sexo por dinero. No siempre son prostitutas, pueden ser también chicas inocentes que acceden a grabar a cambio de algunos billetes. Es la forma de trabajar que tiene Torbe y otras webs porno que buscan grabar sexo casero de forma rápida. Pero también existen los vídeos porno de prostitutas con experiencia, dejándose grabar mientras se acuestan con un cliente.

Sexo por dinero con chicas inexpertas

Estos son los vídeos caseros más habituales que podemos encontrar por Internet. En ellos vemos a jovencitas inocentes y guapas siendo convencidas para follar con extraños por un fajo de billetes. De esta forma los hombres que pagan ganan varias cosas: un buen polvo, romper la inocencia y un buen vídeo para vender en sus webs. Tanto se ha popularizado este tipo de vídeos, que es una de las categorías destacadas en la mayoría de páginas webs porno y de lo más buscado por los usuarios. Siempre con chicas jovencitas, nunca menores de edad, pero que rocen esa fina línea de lo prohibido. Corromper su inocencia es una de las perversiones más morbosas de los hombres, verlas dudar, disfrutar con algo que ni se imaginaban… incluso en medio de la calle.

Prostitutas de lujo grabadas en acción

Otro de los vídeos porno que podemos ver de sexo por dinero, es con prostitutas de lujas. Ellas también son chicas jóvenes que tienen sexo a cambio de dinero, la diferencia es que ellas se dedican profesionalmente a ello. Estas chicas no dudan, saben lo que tienen que hacer a los hombres y los complacen como las expertas que son. Muchas de ellas establecen una tarifa adicional por ser grabadas. Los vídeos que hay de ellas colgados en la red, no están ahí sin su consentimiento (como sucede con las chicas inexpertas), sino que les beneficia como forma de publicidad para promocionar sus servicios. Además tienen una técnica sexual muy pulida, con esas miradas calentonas a la cámara y enloqueciendo a los hombres que deben complacer. Todo esto captado resulta exquisito. El ejemplo claro lo tenemos en la película Tinto Brass y sus cuentos más atrevidos. Concretamente en el último cortometraje llamado Cuatro.

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