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Un polvo en la discoteca

Un polvo en la discoteca

Me encontraba liándome con un chico que había conocido esa misma noche, y con cientos de miradas clavadas en mi cuerpo. No podía contener los jadeos, porque esa situación me encantanba. No sé por qué pero exhibirme me ponía, pero además tenía a un chico dándome placer.

Las manos de mi nuevo amante recorrían mis piernas desnudas, con tacto, con sensualidad y siempre acerándose poco a poco a mis zonas íntimas. Perecía como que me estaba pidiendo permiso para meterme mano. Cosa que me encantó. Normalmente los chicos me tocan a saco, lo hacen bruscamente como si supieran que yo les fuera a decir que pararan. En esta ocasión el chico me rozaba con suavidad, acercándose milímetro a milímetro dejándome claras sus intenciones antes de llevarlas a cabo. Entonces cerré los ojos, agarré su mano y me la acerqué más a los genitales. Volví a abrir los ojos, los dejé entrecerrados más bien, pero pude ver como mucho chicos a mi alrededor no dejaban de mirarme. Me sentí deseada. Un escalofrío de placer me recorrió el cuerpo. Estaba tan cachonda que en ese momento podría haber hecho cualquier cosa que me propusieran.

Un polvo en la discoteca

Tratamos de bailar, disimulando nuestra calentura. Era imposible. Todo el mundo sabía lo que estábamos haciendo y estaban muy atentos. A mí no me importaba, pero pacía que al chico sí. Me llevó a los aseos de los chicos. Lo cierto era que entramos sin pensar. Y ver a los chicos deseos de mí mientras me veían entrar en un privado, me volvía loca. Me levanté la minifalda. Las bragas estaban tan húmedas que las tiré al water. Además me daba morbo salir ahí fuera sin ropa interior abajo. El chico se sentó sobre la tapadera del water y yo me senté encima. Noté su miembro, de un tamaño medio, hundiéndose en mi vagina. Era un verdadero placer. Los líquidos vaginales funcionaron como el mejor lubricante y la polla entró de un golpe. Grité de excitación a sabiendas que los chicos que habrían en el aseo me oirían. Y cabalgué con fuerza, sin importarme que no hubiera condón, y sin importarme el resto del mundo. Incluso pude ver como uno de los chicos que me había visto entrar al privado, se asomaba en todo lo alto. Pero mi excitación era tal que lejos de avergonzarme, disfruté más y le regalaba miradas intensas… para regarle la visión más morboso que pudiera tener y no tuviera más remedio que satisfacerse después pensando en mí.

Un polvo en la discoteca

Antes de correrse paró. Me dijo que no llevaba condón y que no podía terminar dentro de mí. Le dije que no había problema. Me agaché sobre sus rodillas y entre sonrisas y risas tontas, se la empecé a rozar con la cara y los labios. Le miraba directamente a los ojos, con la boca abierta, la lengua juguetona y coño empapado. Me rozaba a mí misma. Sentí un orgasmo intensísimo. Casi me metí los 4 dedos enteros. Una vez tuve el mejor clímax quise regarle el mejor clímax a mi amante. Me metí su polla en la boca, hasta el fondo. Mis labios llegaron a rozar sus huevos. Lo conseguí apretando su glande contra un lado de la garganta que no me daba arcadas. Nunca lo había hecho, simplemente lo pensé sobre la marcha. Entonces agarré los huevos con la mano y me hundí y me saqué la polla una y otra vez, de forma brusca. El chico no podía estar más a gusto y en una de las veces que se sacó la polla de mi boca, se corrió sobre mi cara, boca y barbilla. Jugué con el semen en mi lengua. El poco que cayó lo cogí con dos dedos y los volví a lamer. Y el que calló sobre mis pechos los restregué sobre mi escote. Estaba en la gloria.

Al salir del privado vi 4 o 5 chicos esperando a que saliera. Me vieron con la cara manchada de semen, como me limpiaba en el lavabo y como les devolvía la mirada cachonda. Porque yo seguía cachonda. Uno de ellos trató de acercarse para agarrarme de la mano y acercarme hacia él, pero mi amante de esta noche se puso en medio. Esta noche era suya. Y eso me hizo sentir especialmente bien. ¡Estaba marcando territorio! Yo era el objeto de deseo de todos, pero sólo me podía disfrutar él. Por un lado me apeteció seguir con la marcha, pero por otro me quise sentir arropada. Así que me abracé a él y le susurré “gracias papi” de forma cariñosa. Y nos volvimos a la pista de baile. Estuvimos toda la noche bailando. Y aun hubo más fiesta…

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Comentarios (2)

A mi.Esposa antes de casarnos..Su novio también se la.culeo en una.disco..ella.llevaba minifalda negra y no llevaba bragas..Su novio en.aquel entonces..Se la.llevo a un motel y se la culeo como quiso..ella me lo.conto con detalles..yo quiero q se repita y su ex se la.vuelva a culear.

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Y qué dice ella? Imagino que se negará…

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