Saltar al contenido
Login | Registro | Ayuda |

Un viaje muy erótico

Un viaje muy erótico

Así pues nada de lo que parecía era en realidad. Fue ella quien manejó los hilos desde un principio. Hizo de Daniel y de mí lo que quiso cuando quiso. Entonces me di cuenta realmente de lo afortunado que era.

El mejor porno online

Daniel se levantó sobre las ocho de la mañana, dejó dormida a Carmen en la cama, se duchó y me pidió que la despidiera de él. Me dio un abrazo y me dijo hasta el viernes y se marchó.

El resto de la semana nada digno de mención. Ni siquiera hablamos mucho del tema. Carmen y yo dimos por entendido que poco había que hablar de todo lo ocurrido. Los dos sabíamos sobradamente que todo estaba bien, que todo había sido de nuestro agrado, para que comentar nada, si acaso alguna insinuación el martes mientras yo si decir nada a ella puse de nuevo lo grabado por la videocámara y me dispuse a verlo.

Carmen: “Cariño no hemos hablado de todo esto, ¿quieres que lo hagamos ahora?”

Yo: “Todo está bien Carmen, como ya te dije era mi fantasía y la verdad todo me gustó, espero que a ti también, ya sabes que eres lo mas importante para mí, si quieres que paremos esto lo hacemos y ya esta, pero a mí me gustaría seguir hasta donde lo dos queramos.

Carmen: “También ha sido la mía y estoy de acuerdo contigo, sigamos hasta que los dos queramos.

Yo: “¿Entonces lo del viaje sigue en pie verdad?”

Carmen: “Por supuesto, lo estoy deseando, espero que tú también.”

Yo: “No me lo perdería por nada del mundo.”

Nos besamos largamente entrelazamos los dedos mientras veíamos el vídeo y nada mas hablamos hasta el jueves tarde.

Yo había salido a comprar unas cosas a la calle para la cena y al llegar me dijo que había llamado Daniel. Ya había llegado a Sevilla con su madre. Llegó por la mañana pero no había podido llamar antes por estar ocupado con ella. También dijo que no podíamos vernos hasta el viernes sobre la una del medio día cuando vendría a recogernos para irnos y que lo tuviéramos todo preparado para salir sin demora. Además ál nos invitaría a almorzar por el camino, a mi me pareció perfecto y a ella también, así tendríamos mas tiempo para prepararlo todo.

Así pues esa tarde pasó, cenamos y nos fuimos a la cama. La verdad no pude dormir mucho: la mente no paraba de hacer de las suyas, entrelazaba imágenes de lo sucedido el día de la piscina con otras de mi invención en la playa de Málaga. No tardé mucho en tener que ir al cuarto de baño a darme una ducha y hacerme una buena paja a costa de mis pensamientos.Intenté meter mano a Carmen pero para ella dormir es sagrado y me dio algún que otro codazo, claramente me decía que esa noche no se follaba.

Después ya me pude dormir sin problemas, sobre las diez de la mañana los dos nos levantamos, fuimos a comprar algo al súper: bañadores, algunas cosas para la pesca (a mí me gusta mucho la pesca), bebidas, comida… No queríamos ir sin nada en las manos. Por supuesto también me lleve algo para los cigarritos. Eso que no falte, sobre todo para Carmen.

Con puntualidad sonó el porterillo electrónico de casa. Lo cogí yo. Era Daniel. Le abrí y subió a casa, me saludó dándome un abrazo y salió Carmen del cuarto de baño. Se acercó hacia él y le dio un par de besos de lo mas normales. Nos pregunto si estábamos preparados a lo que ambos le dijimos a la vez que sí. Así pues cogimos entre los tres todo y salimos de la casa hasta su coche. Metimos todo en el maletero y salimos dirección autovía de Málaga.

Daniel conducía, yo estaba en el asiento del copiloto y Carmen detrás. Al principio Carmen iba sentada normalmente pero como a la media hora ya se había acomodado estirando las piernas a todo lo largo del asiento trasero. Ella iba vestida con un vestido muy playero y fino, casi transparente, bastante cortito por lo que casi se le veían las bragas cuando adoptó esa postura cómoda para ella. De vez en cuando yo veía como Daniel miraba por el espejo interior incluso lo ajustó mejor para verla mejor. Él me miraba y sonreía, yo entendía esa sonrisa pícara, valla si la entendía. Carmen dijo riéndose también:

Carmen: “Daniel ese espejo es para ver los coches nada más” (se rió, con algo de sorna)

Daniel: “Creí que no me veías, con las gafas de sol puestas no te veo los ojos.”

Carmen: “Pronto empezamos, mejor mira a la carretera. Por cierto habéis pensado donde pararemos a almorzar?”

Yo: “A unos kilómetros mas adelante hay un lugar donde se come de buffet muy bien y barato (conteste yo sin dar tiempo a Daniel a hacerlo). Además quiero ser yo quien pague el almuerzo que bastante haces tú como para encima pagar la comida.”

Daniel: “Sin problemas, me parece buen sitio, yo lo conozco también, supongo que te refieres al caserío de Aguadulce, ¿no?”

Yo: “Exacto, hay buena comida y está a buena distancia.”

Carmen: “Mejor. Yo aparte de hambre tengo que entrar al servicio.”

Cuando hubimos terminado pagué y de nuevo ella entro al servicio. Esta vez tardó algo mas que antes. Cuando salio lo hizo con todo el pelo mojado. Se había refrescado y observé que las tetas le botaban mas de la cuenta, la muy «lista» se había quitado el sujetador. Observé mas detenidamente mientras caminábamos hacia el coche y me fijé que las bragas no le hacían la marca típica. Joder con la señora, también se había quitado las bragas. Daniel no se había percatado de nada ya que él se adelantó para poner el aire acondicionado del coche mientras yo la esperaba en la puerta de los servicios.

Anterior | Cómo convencí a mi mujer de ser liberal | Siguiente

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *