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Una foto íntima… de una mamada

Una foto íntima... de una mamada

Después de mi encuentro con Ester lo primero que hice al llegar a casa fue contárselo a Víctor. No estaba en línea en el wasap y se lo conté todo en un email. Enseguida lo leyó y no tardó en conectarse. Como siempre se mostró muy contento y orgulloso de lo que había hecho…

Por la noche, entre las sábanas, estuvimos waseando durante horas. Le conté mi encuentro lésbico con todo lujo de detalles y hasta me confesó que se estaba pajeando imaginándoselo. Cosa que me encantó. Sentí que sin estar en carne y hueso delante de él era capaz de complacerlo. No tuve ninguna duda en seguir complaciéndolo en todo lo que me pidiera. Y esta vez me pidió algo más: Me dijo que me hiciera fotos de mis encuentros sexuales. Yo al principio dudé, pero después consideré que era lo justo. Él era mi novio y disfrutaba con cada nueva experiencia sexual que yo tenía. Pero si podía comprobarla por una foto entonces aun disfrutaría más. Al día siguiente tenía cita con el hombre que quedaba todas las semanas y me pagaba. Le prometí que me haría una foto mientras se la mamaba. Y según lo decía el cuerpo me palpitaba de excitación. Esteba deseando hacerme la foto y pasársela. Seguro que le encantaría.

Una foto íntima... de una mamadaAl día siguiente quedé con el hombre. Como en las últimas veces, antes de estar a solas en su coche fuimos a un centro comercial de Almería. Me fijé en un par de discos de música y él, sin pensarlo, me los compró. Siempre me hacía algún regalo y yo encantada de la vida. También me compró un tanga rojo. Se le ocurrió una picardía que me dio mucha gracia. Fui a los probadores y me lo puse, para probármelo, pero en lugar de quitármelo me lo dejé puesto. La intención no era robarlo, sino decir en el mostrador que lo llevaba puesto y enseñarlo. La chica se sorprendió y los chicos que habían detrás no dejaban de mirarme el trasero. Imagino que verían la tira del tanga asomando por encima del pantalón y se calentaron. Sea como sea yo me sentí tremendamente excitada por las miradas de extraños que me desnudaban y reí, casi de nervios. La chica me pasó el lector de códigos por la etiqueta y yo sentí un ligero cosquilleo. Fue una experiencia graciosa y caliente.

Por supuesto, después de eso, tenía aun más ganas de lo normal de tirármelo. Y del parking no pasamos. Según entramos en el coche le agarré de la cintura del vaquero y le acaricié el pecho por debajo de la camisa. Fue suficiente para despertar el deseo del hombre, ya por sí caliente. Le desabroché el botón, le bajé la cremallera y le acaricié la polla por encima de los calzoncillos. Ya estaba despertando. El hombre miró hacia fuera del coche, para comprobar que no venía nadie y vio que había gente pasando. Entonces me dijo que no podíamos seguir allí porque si se daban cuenta podrían llamar a los guardias del centro comercial. Así que decidimos posponer el polvo. Salimos del parking y paramos en el primer descampado que encontramos. Como estaba todo a oscuras decidimos salir fuera del coche para estar más cómodos. Estábamos un poco agobiados por el calor, por la estrechez y por todo el ajetreo. Pero no tardamos nada en seguir por donde habíamos empezado…

Una foto íntima... de una mamadaSe la sacó. Entonces empecé a mamársela como una loca. Siempre me han dado morbo los hombres peludos y él lo era. No me importa quitarme pelos de la boca, es más, me hace sentir muy perra y eso me excita más. Me metí la verga entera en la boca, le di unos lametazos a los huevos y enseguida noté que se puso como una piedra. No se me olvidó lo de hacerme una foto y le pedí que me hiciera una foto con su móvil y después me la mandara con un wasap. El hombre al princpio se sorprendió, se quedó mirándome como empanado, pero al poco enseguida se buscó con nerviosismo el móvil en los bolsillos y lo preparó. Sabía que tenía que verse bien y me coloqué: miré a la cámara y me metí la polla casi entera. Todo lo que podía. La primera foto se quedó muy oscura, pero hizo otra dejando activada la linterna y se quedó bastante bien. Estaba genial. ¡Ya tenía foto para Víctor! Y seguimos a lo nuestro.

Después de mamársela durante un rato, el hombre se la sacó antes de correrse. Sin yo pedírselo, porque ya sabía que se lo pediría, se colocó un condón. Me dijo que de todas formas quería darme por el cuelo y yo, como tenía el condón puesto, acepté. Me apoyé en un asiento del coche, de espaldas, y me bajé el pantalón. Me iba a bajar también el tanga, pero me detuvo y me dijo que le daba morbo follarme el culo con el tanga puesto. Me apartó el hilo un poco, me escupió en esa zona para lubricarme y me embistió casi al instante. Al principio sentí un poco de dolor, pero lo pude aguantar y el folleteo me gustó bastante. Entre la lubricación de la saliva, del condón y de que ya había follado alguna vez por ahí, empecé a dejar de sentir dolor para sentir gusto. Era más intenso que follar por delante. La polla estaba más prieta en mi culito. Al mismo tiempo acompañaba el polvo con unos dedos en mi clítoris. Entre una cosa y otra las sensaciones fueron muy intensas. Yo gemía de placer. Grité. Pero apenas fueron un par de minutos porque el hombre estaba tan a gusto también que no tardó en correrse. Me dio rabia no sentir el semen calentito chorreando en mi ano, pero era mejor hacerlo así.

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Ese día gané 100 euros. Con el dinero que estaba juntando ya podía viajar para conocer a Víctor. Sólo faltaba que mis padres me dejaran…

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