
Otro de los amigos del blog me propuso volver a hacer fetichismo. Dentro del trato acordé hacer un vídeo masturbándome con mis bragas, enviárselo por correo junto a las bragas y hacer cibersexo. Os cuento cómo me fue vendiendo mis bragas a un seguidor.
Todo fue genial y a mí me encantó los comentarios que me hizo cuando le llegó el paquete impregnado con mi esencia y lo sintió como si hundiera su nariz en mi vientre.
También me excitó mucho cuando hicimos cibersexo. Me contó que se había puesto mis bragas para salir a la calle y luego se masturbó con ellas puestas. El morbo que me hizo sentir fue increíble y la muestra de ello fue que cuando hacíamos cibersexo se quitó los pantalones y llevaba las bragas debajo. Me masturbe con un ansía que hacía tiempo no sentía. Me corrí a chorros con mucho gusto. ¡Genial experiencia!
Fue algo sensacional, que disfrute al máximo. Puede que se trate sólo de un pervertido y yo una degenerada por sentirme así con todo esto, pero sólo son sensaciones que me devolvían la sexualidad. Era preciso volver a jugar al límite de lo moralmente correcto. Morbo que sumarle a las noches de pasión que tengo, cuando mi chico me visita a media noche…
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Siempre he sentido pasión por el erotismo. Pero no de una forma vulgar, sino desde la sensualidad y el deseo del buen arte. Y por eso hablo de todo ello en mis artículos. También cuento mis experiencias sexuales en Secretos íntimos.