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Descubriendo mi sexualidad

Descubriendo mi sexualidad

Estaba deseando ver a Victor. Sin embargo tenía que venir él al pueblo y nunca parecía tener tiempo. Siempre decía que tenía que trabajar y no podía pasar tanto tiempo aquí, ya que no tenía coche y había mala combinación con el transporte público.

No quise resignarme a no conocerlo y le seguí insistiendo. Además, seguíamos hablando por las noches sobretodo, contándonos todo lo que nos ocurría. Me contó que lo había pasado fatal con todas las chicas con las que había estado y ahora le costaba más volver a sentir, pero que conmigo tenía una corazonada y que estaba dispuesto a llegar hasta el final. Yo me sonrojé, porque pensaba igual: también había pasado por malas experiencias y estaba dispuesta a arriesgarme con él. Fui totalmente sincera y le conté todo sobre mi vida. Me sentí cada vez más vinculada a esa persona. De alguna forma se hizo un amigo más íntimo que la propia Ester. Porque a mi amiga del alma le había contado que estaba conociendo a un chico por el chat, pero no que teníamos esa conexión tan especial y que era mi confidente secreto. Y empecé a pasar muchas horas pendientes del ordenador. Era como una obsesión. Si no estaba Victor lo esperaba nerviosa, pensando mil cosas raras. Cuando estaba me sentía feliz simplemente por estar hablando con él. No podía estudiar bien. En mi cabeza sólo estaba Victor y cuando quería memorizar la lección, no era capaz. Me quedaba sentada pensativa durante horas. Lo pasaba fatal, hasta que volvíamos a hablar.

Descubriendo mi sexualidad

Por supuesto el chico sabía todo cuánto me pasaba. Sabía que estaba enamorada locamente de él, que en el instituto me habían puesto fama de guarra por mi noviazgo con Hugo y sabía lo que hacía con Ester cuando estábamos a solas. Entonces me empezó a pedir que me enrollara con mi amiga porque ella había sido importante para mí y no podía dejarla. Al principio dudé, porque sólo quería estar con Victor, pero él me aseguró que disfrutaría escuchándome contar lo que había hecho con ella. Así que finalmente accedí. Quedé una tarde con Ester a solas y empecé a besarla. Se extraño porque siempre había sido ella quien se desmelenaba primero, pero le gustó la idea porque me devolvió los besos con mucha pasión. Mientras me besaba con ella me sentí un poco rara. No lo hacía porque me apetecía, lo hacía por Victor. Estaba tan entregada a él que sólo quería complacerle en todo. Y por unos segundos estuve pensando en parar. Pero cuando mi amiga jugó con sus manos en mi cuerpo, el deseo despertó en mí con un fuerte impulso y me olvidé de mes preocupaciones, dudas.. para dejarme llevar y disfrutar.

Descubriendo mi sexualidad

Ester me acarició con suavidad. Sus manos se enredaban en mi pelo, peinándome. Su respiración entrecortada me excitaba. Su piel suave me llamaba. Estaba más a gusto con ella que con ningún chico con los que había estado. Pero en esos momentos ya no pensé si era lesbiana o bisexual, sabía que eso era sólo sexo, pero que mi corazón estaba entregado a Victor. Era él quien movía los hilos de mi vida. Me conocía tan bien que me había propuesto hacer esto porque sabía que disfrutaría con otra mujer. Tal vez no estaba preparada para la bestialidad de los chicos. O tal vez mi cuerpo tenía que disfrutar con chicas para después entregar mis pensamientos y mis sentimientos a él. Eso era lo que pensaba en esos momentos donde Ester me acariciaba, me besaba y me hacía sentir mucho más más de lo que había sentido. Era algo curioso porque fue un encuentro que yo no busqué. Al principio ella me buscó y yo accedí, y ahora yo la busqué por la propuesta de mi amigo y amante, pero jamás pensé que pudiera ser así de placentero. El contacto de sus delicadas manos era un orgasmo en mi piel, tan sensible como receptiva. Su aliento entrecortado me hacía gozar como nunca, sabiendo que ella también disfrutaba. Pero lo mejor era acariciar su cuerpo, tan sensible y receptivo como el mío. Notar su suave piel en mis dedos, sentir como gemía de placer cada vez que me aproximaba a una zona erógena. Fue brutal. Un estallido de sensaciones.

Ese día no llegamos a más. Tras eso nos acurrucamos la una al lado de la otra y nos quedamos durmiendo. Sin embargo estaba deseando llegar más lejos. Victor estaba consiguiendo que descubriera mi sexualidad y cuando llegue a casa, fui corriendo al ordenador para contarle como estoy descubriendo mi sexualidad.

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