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Experimentando a solas

Experimentando a solas

El curso iba pasando y ya estábamos en el tercer trimestre. Las vacaciones de Semana Santa nos unió aún más a Mario y a mí. Por el susto del retraso, aunque hacía tiempo que había pasado, todavía no podía estar tranquila. Seguía con el runrún en la cabeza de que podría volver a pasar. Pero al estar más tiempo con Mario fuera de clase me ayudó a ir olvidando el asunto. Y cuando estuve experimentando nuevas sensaciones a solas, todavía me liberé aun más… Este es el capítulo 5 de Ester en la intimidad.

La relación con Mario fluye

Íbamos con cuidado y disfrutando cada vez más cada vez que teníamos la oportunidad de hacerlo. Eso sí, siempre en un sitio cómodo y evitando que fuera compulsivo. Ya habría tiempo de volver ser un poco alocados y dejarse llevar por la situación.

Ahora estaba más centrada en disfrutar el hecho en sí, en estar junto a Mario todo el tiempo posible. Me daba igual si con más compañeros de clase o a solas. Quería vivir el momento al máximo, divertirme a cada momento, centrarme en esos pequeños momentos de intimidad que de otra manera no podríamos estar durante el curso, ni siquiera los fines de semana.

Descubriendo nuevas sensaciones

Al volver a casa siempre lo quería recordar con todo lujo de detalles, experimentando a solas. Al principio, como era normal, no sentía lo mismo como si estuviera con Mario. Intentaba recordar cómo me tocaba, cómo me hacía sentir cuando estaba junto a él. Pero era imposible. Supongo que eso lo da la experiencia. Así que le pregunté a Nacho. Siempre tenía respuesta para todo, además de buenos consejos.

El primer consejo que me dio fue que tengo que jugar con mi cuerpo, provocarme placer. Que tengo que enfocarme en aquellas zonas en las que me sienta mejor y me gusten más. Por ese motivo siempre pensaba en donde me gustaba más cuando lo hacía con Mario pero no era lo mismo. Hacerlo yo sola era diferente, pero iba mejorando poco a poco en ese aspecto.

Para eso me dijo que tenía que despertar mi yo erótico, que fuera más allá de Mario. Que fomentase mi propio deseo, con música, con ciertos olores o imágenes, que me pusiera sexy y no sólo en lo referente a la ropa, sino que también me intentara provocar yo ese placer que me provocaba Mario cuando estábamos juntos. Eso sí tendría que tener paciencia, lo que no me importaba. Tenía todo el tiempo del mundo. Estaba empezando a disfrutar todo lo que no había disfrutado antes, por lo que me daba igual cuánto tardase. No quería ponerme metas a corto plazo, quería disfrutar del momento, disfrutar de lo que estaba haciendo.

Experimentando a solas

Abriéndome sexualmente

Lo único que no se me dio muy bien al principio era crear el ambiente adecuado, aunque Nacho tenía ideas para todo. Sólo con poner una tela sobre la lamparilla de noche o la de estudio me transmitía mucho. El color era decidirlo según el estado de ánimo. Aunque la mayoría de veces ponía algo azul, mi color favorito, eso sí, el rojo también me gustaba cómo quedaba, siempre y cuando dejara pasar la luz. Aunque no sólo la tela en la lámpara me hizo crear un ambiente adecuado, fue poner música relajante. Me ayudaba a concentrarme mejor.

Poco a poco empezaba a dejar de sentir ese miedo a expresarme sobre el sexo. Para ello, tanto Nacho como Mario me hicieron abrirme cada vez más sobre el tema. Cada vez estaba menos cohibida a hablar sobre mis sentimientos y sensaciones, aunque todavía no con todo el mundo. Primero tenía que sentir ese feeling con la persona antes de abrirme en el sexo. Pero ya no era esa tensión de al principio, empezó a dejar de ser un tema tabú. No sacaba el tema pero no me importaba hablar de sexo más abiertamente.

Experimentando placer a solas

Afortunadamente esa vergüenza que tenía al principio de hacer lo que estaba haciendo, desapareció. No me sentía a gusto haciéndolo yo sola en mi habitación, más porque no me gustase lo que veía, cómo era mi cuerpo, porque creía que estaba traicionando a Mario de alguna manera.

Una vez que dejé de sentir vergüenza dejé de pensar y sentir más. Al no tener un objetivo claro y no tener prisas todo fluyó bastante bien. Cada vez estaba más relajada con lo que estaba haciendo, supongo que eso ayudó bastante. Empecé a experimentar cada vez mas y no sólo delante del espejo, también en la cama.

Cada vez que lo hacíamos Mario y yo, lo intentaba repetir en casa o mejorar esa sensación en casa. Intentaba innovar cada vez más. También descubrí que haciendo un diario me ayudaba a ponerme más pasional y a tener pensamientos cada vez más eróticos que luego intentaba llevar a cabo con Mario o conmigo misma en casa.

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