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Descubriendo el sexo con Brenda

驴Te gustar铆a pasar una noche inolvidable?

Os cuento c贸mo acabe descubriendo el sexo con Brenda. Ella es la chica de mis sue帽os, la diosa que anhela mi cuerpo. Mi deseo en est谩 en su mirar, y en cada cent铆metro de piel, que me llama sin cesar, despertando mis m谩s profundas fantas铆as. Una puta de Madrid capaz de todo por complacerte.

Y todo comienza en este momento de la adolescencia, donde muchas cosas cambiaron en m铆, yo nac铆 del cambio. Nada era mejor que la fantas铆a en ese momento a tal punto que me sent铆a irreal. Nada pod铆a creer del sexo sino como me lo imaginaba y sab铆a que no era real, aunque daba todo porque as铆 lo fuera. Masturbarme, pene erecto en las ma帽anas, sensaci贸n placentera de acabar, pornograf铆a eventual (tampoco un depravado). Aun as铆 no piensen que mi vida giraba en torno al placer, solo eran esos inicios, todos lo atravesamos.

Me considero un chico inteligente, siempre con miras a futuro, grandes ideas con pocos recursos financieros. Este no es el punto. En la universidad fue donde conoc铆 a Brenda, yo estudiaba finanzas y ella administraci贸n, la misma escuela pero diferentes 谩reas. Me llama la atenci贸n, hago lo posible por conocerla y me hacen el ligue, todo poco a poco pero bien.

Y aunque todo este tiempo hab铆a disfrutado del placer propio, buscaba compartirlo y hacerme sentir de otro placer. Siempre te atrajeron las mujeres y las caracter铆sticas de Brenda: Gl煤teos firmes, cabello oscuro hasta la cintura, tez blanca, senos c贸modos para su tama帽o. Igual que las putas de lujo de Madrid. Es decir, era perfecta con solo esas caracter铆sticas. Nunca me imaginaba lo sexual, me intrigaba lo sensual pero una cosa llevaba a la otra. Sin buscarnos est谩bamos por encontrarnos.

Descubriendo el sexo con Brenda

Salimos en varias oportunidades, chate谩bamos en todo momento. Empezando la noche una foto de su carita me envi贸, le ped铆a m谩s, negociamos fotos, todo se puso caliente. Era un sost茅n a medio poner, eran relieves de su cuerpo captados por mis ojos, y envidiando su c谩mara. Eran miradas que deseaba, eran curvas que provocaban, eran tan preciso el color de su torso y sus piernas. Su ropa interior que provocaba al misterio y percib铆a en fantas铆as su textura de encaje. Sent铆a el hormigueo en el abdomen, provocaba al deseo. Pod铆a parar el tiempo, manipularlo a mi mejor momento.

El deseo acumulado, el motivo pendiente, la invitaci贸n a no apagarse, la realidad nos arrop贸 sobre carne erizada. Y fue suavemente como los labios, la lengua y los brazos encajaron como nunca. Se retiraba la prenda al ulular de la lechuza, se miraban los ojos sin compasi贸n y con ternura 驴extra帽a combinaci贸n? Los deseos de la cama son dispersos, nunca negocian. Gemidos como cantos de 谩ngeles que en el cielo reposan, nada por aqu铆 suena mejor. Tus caderas que chocaban con mi abdomen y hac铆as lo que quer铆as, era nuestro momento, lo hicimos y en mi cuerpo inspiraste el deseo del sexo. Y cuando despert茅 lo supe que estaba descubriendo el sexo con Brenda

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