Saltar al contenido
Login | Registro | Ayuda |

El inicio de una bonita relación

El inicio de una bonita relación

Al día siguiente en clase Mario me pidió formalmente ser su novia. Por supuesto acepté. No tenía dudas. Fue el inicio de una bonita relación. Era mi primera relación seria con un chico y no quería perder ni un solo minuto. Las miradas entre los dos no se podían disimular. No necesitábamos decir nada, con sólo mirarnos sabíamos que estaba pensando el otro. Por lo que el instituto se hizo súper llevadero. Aunque no atendiésemos apenas en clase. Sólo pensábamos en disfrutar… y aquí os lo cuento todo, en Ester en la intimidad.

Durante la comida Nacho se sentó con nosotros. Ambos se conocían de verse en los pasillos pero no habían hablado mucho. Aunque pudiese ser una situación incómoda, no lo fue. Nos lo pasamos genial. Algún amigo de Nacho también se unió y nos lo pasamos muy bien. Estaba empezando a abrirme, a intentar conocer gente y hacer más amigos.

Ya era viernes por lo que dejamos las mochilas cada uno en casa y salimos a dar una vuelta por ahí. Nacho nos había invitado a ir con sus amigos a jugar al baloncesto. No era muy amante de eso pero aceptamos.

Pronto Mario y yo nos quedamos a solas. No podíamos aguantar las ganas que teníamos de hacerlo, se nos notaba a la legua. Así que pensamos en un sitio donde pudiésemos hacerlo sin miradas indiscretas. Y le encontramos, en un solar oscuro. No fue tan cómodo como el día anterior pero fue más intenso. Estábamos con las hormonas disparadas. Estábamos en un solar y cualquiera podría vernos. Pero no nos importó.

Estábamos tan ansiosos de hacerlo que no nos dimos cuenta de que no teníamos condón. Paramos bruscamente en cuanto nos dimos cuenta, pero recordamos que el otro día sí acabó dentro de mí. Cuando ya nos tranquilizamos. Nos acordamos de lo que nos habían dicho en una charla en el instituto. No me quería quedar embarazada, por el qué dirán, por ser señalada. A Mario tampoco le agradaba la idea. No sabíamos a quién acudir, a quien pedir consejo. Por un día sabía que Nacho no iba a ser la solución.

Ya era hora de volver a casa, así que no nos dio tiempo a hablar del tema. Lo dejamos en un “ya mañana buscamos una solución”. Así que me volví a casa pensando en el inicio de una bonita relación con Mario, pero sobretodo en el problema que nos había surgido. En las charlas de clase te explican muchas cosas pero no qué hacer en caso de descuido.

Además el problema se acrecentaba por tema de que era fin de semana y sabía que apenas iba a ver a Mario. Acabamos de empezar la relación y ya tenemos que solucionar un problema que a ninguno nos agrada. Busqué en Internet posibles soluciones y la única que surgía era tomarse la píldora del día después. Pero con todos los efectos adversos no me hacía gracia.

El inicio de una bonita relación

El sábado me dediqué toda la mañana a investigar posibles soluciones. No me quedó nada en claro. Estaba asustada. En la mayoría de las páginas web que había visitado te ponían las enfermedades de transmisión sexual y los métodos anticonceptivos: condón (masculino y femenino), píldoras anticonceptivas, anillo hormonal, parche anticonceptivo,… pero todo para evitar el embarazo.

Aunque me llevo bien con mi hermano y nos confiamos prácticamente todo este era un tema que no quería compartir con él. No quería que me diese consejo para qué hacer. Mario tampoco es que ayudase. Lo poco que hablamos sólo decía que no quería bebé, cosa que compartíamos. Pero no daba soluciones. Al final opté por jugármela y no tomar la píldora. Más que por los efectos adversos, que también, por el tema de buscar una farmacia de guardia y tener que pedirla. ¡Qué vergüenza!

Pasaron los días. Mario y yo evitamos hablar sobre el tema. La relación iba bien pero estaba preocupada. No me venía la regla. Llevaba una semana de retraso y me solía venir puntual. Nunca había tenido problema en ese sentido. Había leído que no era raro sufrir retrasos pero no me quedaba tranquila del todo después del descuido sin condón. Intentaba no pensar en el tema pero era imposible.

Un día saqué el tema a Mario en su casa después del instituto. Había pasado tres semanas desde que lo hicimos en el solar y dos de retraso de la regla. Quería saber qué pensaba y le propuse hacerme un test de embarazo, para confirmar una cosa u otra. Ninguno de los dos estábamos seguros. Teníamos que pedirlo a una farmacia y era el mismo problema que con la píldora, a ambos nos daba vergüenza. Además queríamos evitar preguntas.

Estuvimos toda la tarde hablando y la verdad es que nos vino bien hablarlo a ambos. Volví a casa más tranquila. Sabía que podría haber una posibilidad de que sólo fuera un simple retraso y que todo se quedara en un susto. Me enfoqué sola y exclusivamente en los exámenes y afortunadamente, funcionó: me bajó la regla. Ya podíamos respirar. Aunque el susto todavía no me le quitaba nadie. Menudo inicio de esta bonita relación…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *