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Las orgías de París en guerra

Las orgías de París en guerra

Ocurrió en Mayo de 1940. París estaba rendida al placer, al erotismo de las orgías, mientras las tropas nazis conquistaban ciudades europeas sin descanso. Ese fue el punto de inflexión, esa mezcla de miedo y deseo, lo que llevó a los habitantes a perder toda moralidad y sucumbir ante el susurro de la eterna Lilith. La diosa de la oscuridad me reveló en sueños uno de los mayores escándalos sexuales de la historia: las orgías de París en guerra.

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El erótico encuentro

Mientras me retorcía de gusto en sueños, vi a Helena Martin, una joven escritora de la época. Es una joven estadounidense que se dedicaba a escribir literatura erótica y que decidió vivir y trabajar en París de los años cuarenta. Una París seductora y misteriosa pero acosada por la invasión nazi. Allí se vio atraída a otro joven escritor llamado Lawrense. Estos dos, se llegaron a conocer en una fiesta y en medio de la conversación, Lawrense le compartió una de sus vivencias más eróticas en una sala de fiesta en Madrid.

De forma muy sugerente, este le explicó que: los invitados hipnotizados por la música y una atmósfera salvaje, dejaron salir su instinto animal al apagarse las luces y de pronto, no se podían distinguir entre las chicas de la ciudad y las prostitutas. Todas gozaban en la misma condición, desvestían sus cuerpos en el calor del momento, explorando sus cuerpos al compás de la música y cuando finalmente se prendieron las luces, solo se podía oír el gemido de una mujer quien no se rindió hasta llegar al orgasmo, en ese momento, ella solo era carne y deseo.

Las orgías de París en guerra

Sexo en tiempos de guerra

Entre los susurros de Lilith, estos dos personajes se van seduciendo contándose partes de las historias que escribieron o que se van imaginando en medio de besos apasionados. Hasta que en casa de Elena, Lawrense la tomó por la espalda y le confesó que la deseaba. En ese instante la volteó, la agarró por las piernas y la tiró contra el estante de la cocina para hacerla suya allí mismo, en un cálido y fugaz primer encuentro.

Unos días después Lilith volvió a engatusar a Helena. La joven escritora apareció completamente desnuda, mientras su amante acariciaba sus pechos y probaba de su cuerpo. Al mismo tiempo, ella se probó a sí misma de los dedos de su amante y terminaron en un éxtasis pecaminoso a través de la unión apasionada de sus cuerpos.

Además la sexy pelirroja entregó su cuerpo a un misterioso hombre. Extrañamente, vemos como él, sin tocarla, la manipula completamente hasta llevarla a un punto de éxtasis y de una forma muy salvaje, la dejó desnuda para que ambos cuerpos, ardiendo ya en deseo, se unieran en un explosivo encuentro en donde acabaron follando como animales contra una reja.

Mentes muy pervertidas

A parte de exhibirse completamente desnuda posando para una clase de arte, Lilith pervierte la mente de Elena. Empieza a pensar, y excitarse con historias y personajes que usa solo para generarle un placer morboso a cierto coleccionista de novelas eróticas que la contrató.

Este misterioso hombre, movido por la voluntad de Lilith, la invitó a un espectáculo privado en donde descubrió todo un acto pecaminoso que preparó una pareja adinerada, en donde a la esposa le gusta follar sobre una mesa elegante, con hombres que nunca ha conocido ni volverá a ver. Además, estos hombres son reclutados en la calle por el esposo a quien le gusta mirar el espectáculo como buen voyeurista. Mientras los amantes esperan el placer con los ojos vendados, sucumbiendo así a las orgías de París en guerra, con soldados nazis a las puertas.

Mas tarde Elena es perseguida por un fascista quien la provoca constantemente. Al final, ella accedió presa de la curiosidad y la atracción a lo prohibido, tentada por el pecado. Así que en un oscuro callejón, fue tomada bruscamente, el hombre apretando sus manos y su cuello la tiró contra una reja. Sació así sus deseos más oscuros y pervertidos con Elena.

Las orgías de París en guerra

Descubriendo su esencia

Elena y su sensual amiga cantante, Leila, visitaron un lugar de consumo de opiáceos en busca de nuevas experiencias. Allí las mujeres vestían prendas muy ligeras o nada de ellas. En un momento dado, puede observar cómo manipulada por la situación y la búsqueda de su esencia, logró conseguirla en un montón de montes de Venus. Había un grupo de mujeres devoradas por la lujuria y el placer.

Finalmente llegó el toque de queda, la invasión nazi se acerca y todos debieron huir, pero no sin antes un último encuentro pecaminoso entre Elena y Lawrense. Solo que esta vez, fue dentro de los pasajes de una iglesia que esto dos personajes terminan besándose y entregándose en cuerpo y alma, antes de decir adiós…

El dulce despertar

Entonces desperté, bañada en sudor y flujos vaginales. Me había imaginado, por un momento, que yo era Elena en las orgías de París en guerra. Estaba sucumbiendo a las tentaciones de Lilith. Con una sonrisa en la boca dejé la vista sobre el horizonte de la noche oscura. ¿Cuándo llegaría la próxima revelación? Descúbrela en los relatos eróticos de la reencarnación del pecado.

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