Hola soy Irene y en este capítulo de la autobiografía personal de mi vida os voy a contar mis primeros momentos en el instituto. Debo reconocer que lo pasé bastante mal, pero también conocí gente maja. Sin más rodeos te invito a leerme.
Después de una semana decidí volver al instituto y dio la casualidad de que me cruce con un compañero de mi clase, me comento que durante mi estancia fuera me habían cambiado de sitio y me habían colocado con el, el muchacho no era guapo, pero era muy inteligente tenía muchas cualidades que podía que desarrollar, cuando hablabas con el daba gusto oír lo que decía y me defendía de los graciosos que decían algún que otro comentario negativo.
Entonces comencé a sentir algo por el, sus ojos me encantaban eran de color esmeralda, pero preferí no decírselo por que sabia que yo nunca le gustaría el tenia otra chica en mente y ocurría lo mismo.
Cuando pasaba por los pasillos notaba que la gente me miraba y que decían algo entre ellos. Tal vez fuera todo parte de mi imaginación, pero comencé a tener fobia y cogía el ascensor simplemente para no cruzarme con nadie.
Cuando llegaba a mi casa lo único que hacia era ver la tele estar en el ordenador o escuchar música. Mi madre me decía que hiciera los deberes que le ayudara a limpiar y que aprendiera a cocinar… pero yo siempre iba a mi bola haciendo cosas que el día de mañana no me iba a proporcionar nada y mucho menos a llegar alto.
Mi problema era que era muy baga y me costaba hacer las cosas ya que desde siempre me lo masticaban todo, tenía todo lo que quería y yo no me esforzaba en absoluto. Nunca he sabido valorar nada y así me he ido tropezando una y otra vez en la misma piedra perdiendo cosas sin volver a recuperarlas. Ahora si quiero recuperarlas tengo que poner de mi parte y me lo tengo que currar, tengo que demostrarlo con hechos porque las palabras se las lleva el viento y quedan en el olvido.
En este instante de mi vida mi corazón tiene un gran vació, mis lágrimas caen como estrellas fugases, mi cuerpo esta frió y no tiene el calor que me proporcionaba esa persona, mis labios están secos y mis ojos tienen una oscuridad inmensa.
Entonces me tumbo y abrazo el peluche que me regaló lo abrazo como si pudiera sentirlo a él; cada noche dormía abrazada a él. Ahora la cama parece mas pequeña ahora la vida parece mas oscura y mi alma esta perdida sin rumbo sin ilusión…
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