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Sexo en un parque público

Sexo en un parque público

Os cuento como fue una experiencia de sexo en un parque público. Estando en Francia conocí a varios chicos hablando por BadOo, pero sólo uno me llamó de tal manera que pensé que tenía que ser para mí. Se llama Julio, tiene 3 años mayor que yo, delgado y bajito.

No fue el físico de Julio lo que más me gustó. Según hablaba con él me di cuenta que pensaba igual que yo. Aunque trataba de disimular, vi que también era liberal, entre otras cosas le excitaba que su novia se lo montara con otros chicos, hacerlo en lugares donde le pudieran pillar… Me sentí reflejada en él y cuando regresé a España lo llamé enseguida para quedar. Curiosamente vivía a 5 minutos de mi casa, aunque no me sonaba haberlo visto de fiesta ni nada. Después de estar varios meses hablando por BadOo, quería conquistarlo como fuera y me lancé.

Sexo en un parque públicoQuedamos en un parque la primera vez. Al principio estábamos los dos cortados. Casi no hablamos. A los pocos minutos empezamos a enrollarnos. No sé que le dio, porque me empezó a meter mano. Yo me dejé hacer, pero disimulando porque estábamos en un parque. Estuvimos así un rato, cachondos perdidos, pero conteniendo nuestras ansias de placer. Cuando nos quedamos a solas, fui yo la que me bajé hacia sus pantalones, y antes de que supiera que iba a hacer, empecé a mamársela como una loca. Tenía una polla grande, aunque no excesivamente. Mediría unos 17 cm. Para mamarla hasta el fondo era fastidioso porque me llegaba a la garganta, por lo que me ayudé con una mano. Sin embargo para follar debía ser perfecta. Empujaba cada vez con mas fuerza con esa morbosa idea en mi cabeza. Pero tuve que parar porque a Julio le molestaba la punta. Cuando descapullaba su pene, el glande lo tenía demasiado sensible. Para darle placer debía esconderlo con la piel del prepucio. Era un poco molestoso pero entendí que era la única pega en una relación que tendría infinidad de ventajas. Así que le tape la punta y seguí chupando por alrededor cada vez con mas fuerza hasta que se corrió en mi boca y me lo tragué todo. El sabor era como muy ácido, pero no se corría en abundancia y podía tragarme todo el semen sin sentir nauseas. Es más, me volvía loca de placer sólo de ver las caras que ponía Julio. Y la última, la mejor de todas, cuando vio que me lo había tragado todo.

A partir de ese momento empezamos a hablar más. Me dijo que le había sorprendido lo que habíamos hecho y que gracias a mi valentía improvisada, le daba mas morbo. Le encantaba que fuera así de guarra, que él siempre había querido estar con una chica así. Tenía muchas fantasías sexuales y conmigo podía cumplirlas. Pero lo mejor fue cuando me explicó como nos valoraba. Para Julio había cuatro clases de chicas: las que no les gustaba chuparla, las que la chupaban pero pedían que les avisaran antes de terminar, las que dejaban que se corrieran en su boca para después escupirlo y las que se lo tragaban. Con las primeras no le merecía la pena estar, porque, a pesar de su problema, el sexo oral por parte de la chica era la practica sexual que mas le gustaba, porque además de sentirlo también le gustaba verlo. Las otras tres clases correspondían a chicas que les gustaría conocer, pero según llegaran más lejos, más les gustaba. Y claro, yo estaba en el nivel superior. Sentí que había avanzado mucho con él, pero de momento sólo había logrado estar de rollo. Aun me quedaba mucho por demostrarle.

Sexo en un parque público

Al día siguiente quedamos en el mismo sitio y esperamos a que se hiciera más tarde, para quedarnos a solas y volver al lío. Esta vez, además de mamársela con ímpetu, llegamos más lejos y sexo en parque público. Desde luego nos pusimos condón. Aunque yo tenía plena confianza, ya que habíamos hablado varios meses y lo consideraba como un reto para mí, no usaba ningún método anticonceptivo y siempre he preferido hacerlo con preservativo por si acaso. Cuando me dijo que él no podía hacerlo a pelo, debido a su problema, me sentí en la misma onda. Follar siempre con condón suponía no tener sustos en el futuro y lo haríamos más a gusto. Y cuando lo hicimos, realmente parecía un experto. Pero no fue porque conociera todas las posturas y me golpeara duro, que no era el caso, fue porque al mismo tiempo que lo hacíamos me abrazaba y lo hacía suavecito hasta que poco a poco iba cogiendo el puntillo y entonces aumentaba un poco el ritmo, hasta hacerme sentir varios orgasmos seguidos. Y no tenía fin, es más, tenía que decirle yo misma que parara porque se me cansaba el cuerpo de seguir en la misma postura. Aunque en el parque no pudimos disfrutar mucho, ya que no teníamos la comodidad que nos podía dar la cama. Pero pensé que en la cama tenía que ser la bomba.

Sexo en un parque públicoRepetimos esto todos los días, por la noche. Quedábamos, hablábamos y poco a poco nos íbamos liando y acabábamos en el folleteo. Algunas noches, en vez de echar un polvo, se la mamaba, ya que sabía que le daba más morbo incluso que follar. Sólo quería agradarle y convencerle de que era la chica que ha estado buscando. Jugaba con mi lengua en su polla, esforzándome por darle placer evitando rozar el glande, aunque sea una de las zonas que más me gusta chupar. Le chupé los huevos hasta el culo. Y esto fue gracioso. A él le daba cosquillas que le pasara mi lengua por su ano. Tenía que humedecérselo entero como me habían enseñado para que, al meterle la lengua, no le entraran carcajadas. Y me gustó. Me sentí como una guarra, y me encantó. Justo lo que él quería.

Una de las noches que estábamos en el tema, apareció una pareja de policías y me morí de vergüenza. Parece que alguien nos vio todas las noches y decidió llamarlos para darnos un susto. No pasó nada, simplemente nos avisaron de que no podíamos estar allí haciendo lo que hacíamos. Le dijimos que no se repetiría y nos largamos de allí acojonados.

Desde entonces no volvimos a hacer nada en la calle, tan al descubierto, y estuvimos un par de meses casi sin hacer nada. No teníamos sitio, precisamente por esto nos íbamos al parque, y tuvimos que esperar a tener intimidad para seguir disfrutando de nuestra sexualidad. Sin embargo la relación no se estancó y seguimos conociéndonos, esta vez hablando y contándonos nuestra vida, cosa que me encanta.

Después del sexo en un parque público poco a poco fuimos quedando más, solos y con amigos, hasta que tuvimos un episodio de… Secretos lésbicos de mi amiga.

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