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Tenemos la carne

Tenemos la carne es una película mexicana de 2016. Estamos ante de una de las mayores perversiones del cine con gore, sexo explícito, incesto y hasta necrofilia. Una película muy rara, que gustará sólo a los más morbosos. No convence a nadie, pero tampoco deja indiferente a nadie.

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Créditos

  • Tenemos la carneTítulo original: Tenemos la carne
  • Título alternativo: We are the flesh
  • Año: 2016
  • País: México
  • Duración: 80 minutos
  • Género: Fantasía, erótico, gore, terror
  • Director: Emiliano Rocha Minter
  • Reparto: Noé Hernández, Gabino Rodríguez, María Evoli, María Cid, Diego Gamaliel

Argumento de Tenemos la carne

Dos hermanos deambulan por una ciudad en ruinas buscando refugio y comida. Acceden por casualidad a uno de los pocos edificios que quedan en pie. Allí vive un hombre muy singular. Mariano (Noé Hernández) es un hombre enloquecido que vive en el edificio abandonado. Él es el amo y señor del espacio. Por un agujero en el suelo se las arregla para comerciar a cambio de comida. Prepara platos asquerosos, mezclando las sobras con agua y líquidos de dudosa procedencia. Este extraño desconocido les hará una propuesta de lo más siniestra y extraña para sobrevivir. Los hará despojarse de toda sensatez y todo sentido de moralidad, según los instintos más primitivos.

Locura erótica, depravada y cargada de tabúes

Los hermanos se ven atrapados rápidamente en un torbellino de ilusiones degeneradas. Pronto descubriremos todo tipo de perversiones, especialmente las sexuales. Tendrán sexo entre ellos. Pero no un sexo cualquiera: se ve explícitamente la mamada que le hace. Luego lo hacen con el viejo mirando, hasta que llegan al orgasmo y Marino cae de espaldas, muriendo. Ella se muestra encantada en todo momento, aunque hay que reconocer que está sumida en un estado salvaje. Por instantes parece que sus zonas íntimas le queman, pidiéndole sexo. Volverá a su hermano gateando desnuda… pero la rechaza. Entonces decide saciar su apetito sexual teniendo sexo con el cadáver del Mariano.

Tenemos la carne

Canibalismo y éxtasis

Bebiendo sangre, con canibalismo y el éxtasis loco, se mezclan con pensamientos lúcidos, absurdos, provocaciones y humillaciones de los que tienen mala suerte. Están ante el mayor criminal que anduvo por la tierra. También llegan a la construcción: una niña y un soldado, luego varios otros personajes, como Satanás. Se añaden, por la fuerza del destino, a esta autodestrucción orgásmica. Mientras tanto, Mariano y los hermanos están construyendo una cueva en el mismo espacio donde realizan sus ceremonias diabólicas con trozos de madera y cinta adhesiva, transformando el lugar en un laberinto de degradantes corredores y encrucijadas destructivas de los que parece imposible escapar.

Una obra de arte con las peores perversiones

Hay que reconocer que Tenemos la carne no es una vorágine de perversiones sin ningún sentido. En un principio, eso puede parecer. Pero haciendo un análisis exhaustivo descubrimos que hay muchos elementos que montan este macabro puzzle. Se trata de un fúnebre canto a la locura, un viaje infernal que nos devuelve a lo más primitivo de nosotros mismos. Por momentos puede repugnar, por momentos desata los miedos. Pero cuidado porque viendo la película puedes descubrir secretos oscuros que desconocías de ti. La anarquía brilla, con una historia cada vez más retorcida. Pero al final hay luz, un sentido. Parece que estamos ante una comuna caníbal, vampírica y sexual. El final es todavía más confuso y desgarrador. Una orgía de dolor.

Tenemos la carne

La autodestrucción orgásmica

Imaginamos que el grupo de personas, irracionales y salvajes, se ha aislado del mundo de forma voluntaria. Se entregan a la corrupción total, a la aniquilación de sí mismos en este impulso airado, doloroso y al mismo tiempo doloroso: la aceptación del fin. Pero si todo se arruina, si todo va a desaparecer, ¿por qué no disfrutar lo que queda? Deciden no resistirse o buscar la transformación, sino simplemente disfrutar del proceso con una orgía de sexo, sangre y muerte.

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