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Infidelidad descontrolada (Relación de 2 años – parte 5)

Infidelidad descontrolada

Seguí con mi pareja, mientras me lo montaba con el hombre de 43 años, el enano del cupé rojo y los desconocidos del chat. Me sentía fatal por engañarle, pero también sentía que tenía que quedar con ellos porque me daban un placer diferente, extraño, que me apasionaba. Fue una infidelidad descontrolada.

El hombre me quería llevar a lugares de ambiente y aunque estuve saliendo y conociendo gente, no me atreví a hacer nada. Y me lo pasé realmente bien y conocí ese mundillo, pero manteniéndome al margen. Una noche, vi a una chica que se ponía a calentar a un tipo, encima de la tarima, y acabaron en los sofás de la discoteca, follando. La gente hizo un coro alrededor y no les quitaban ojo. Otra de las veces, el hombre se marchó con unos amigos suyos un rato y en ese tiempo me entró un chico que pasaba por allí. De un momento a otro, en mitad de la pista, me vi manoseada y tremendamente excitada. No dije una palabra, pero el permitir que siguiera hizo que me llevara a empujones a los aseos, donde nos liamos y acabé mamándosela sentada en el water. Se vino en mi boca y lo escupí todo en la taza.

Infidelidad descontrolada

Con el enano me iba en su coche a descampados, donde follábamos normalmente a pelo. Una de las veces vino en el cupé con tres amigos suyos. Al principio había mucho cachondeo. Pero llegó un momento en el que el chico les dijo a sus amigos que estaba liado conmigo. Sus amigos le tacharon de fantasma para arriba. Y a mí me dio vergüenza porque físicamente era feísimo, pero también me sabía mal porque siendo verdad no quería dejarlo mal. Y bueno, me armé de valor y les dije que sí. Entonces, el capullo se emocionó y dijo que la chupaba mejor que ninguna y que era tan guarra que follaba a pelo y todo, y por el culo incluso. Sus amigos siguieron con el cachondeo, «venga va, no vaciles», decían. Y no se creían nada. Decían que tenía cara de modosita y que no era capaz de todo eso. Total, que de un momento a otro me vi demostrándoles que no era ninguna cortadita y saqué todas mis armas. Me abalancé sobre el enano, sacándome las tetas y rozándoselas por su pecho mientras le daba un beso apasionado. Le fui a abrir la cremallera, cuando noté varias manos palpando mis tetas al aire. Todo dentro del coche en la misma calle, aunque en una zona un poco retirada.

Al principio me sentí un poco incómoda, pero enseguida pensé que si me resistía sería peor. Y me dejé llevar, llegando a tener un calentón increíble. Se la empecé a mamar, despreocupándome de sus amigos, pero éstos no se quedaron quietos y empezaron a sacar sus pollas enfrente de mí, para que los pajeara. La sensación de ser deseada me embriagó. Me tocaban y me lanzaban insultos calientes que me volvían loca. Y entonces agarré varias pollas y las empecé a pajear, sin quitarme de la boca la de mi amante. y entonces vi ante mí la posibilidad de realizar una de mis fantasías: chupar varias pollas a la vez. Así que, primero me metí otra polla en la boca, mientras que la que tenía la dejé rozando mi cuello. A continuación otra, y otra, hasta acabar mamándosela a los cuatro. Me sentía como una zorra, pero me encantaba, porque lo estaba gozando.

Infidelidad descontrolada

Me desnudaron completamente y uno me humedecía el culo con su saliva, otro me intentaba chupar el coño y otro olía mis bragas. Pero entonces, el enano cogió y quiso enseñarles a sus amigos como me follaba a pelo. Me lo hizo. Yo intenté gozar, pero a partir de ese momento me costaba bastante encontrar el punto de excitación porque sentía como los demás estaban deseando que acabase para follarme a pelo igual. Y en efecto, cuando acabó éste, se apartó, y en su lugar se puso un amigo suyo, con las mismas intenciones. Entonces me empezaron a acosar las dudas. Me tomaba la píldora y eso me liberaba de un posible embarazo, pero eso no quitaba que pudiera contraer cualquier enfermedad. Pero ya era tarde y aunque intenté parar no me escucharon, y entre los cuatro me forzaron para acabar corriéndose dentro de mí. Uno de ellos, el que me humedecía el culo, lo hizo por detrás. Dije que no quería seguir, pero tampoco me llegué a pelear por liberarme, sabía que querían llegar hasta el final y habría sido peor si me resistía. Cuando acabaron, me dieron la ropa y me dejaron tirada como una mierda.

Infidelidad descontroladaDurante los días posteriores me acosaron las llamadas. El enano les había pasado mi teléfono a sus amigos y éstos me llamaban para repetir en privado. Acabó pillándome mi pareja y me vi obligada ha contárselo. Bueno, sólo le conté que cuando quedé con el chico del cupé rojo paso algo, simplemente para distraerlo mientras él le rompía el coche, pero después me llamó mucho, pero yo le decía que no quería quedar y no quedé. Pero el otro día, regresando a casa me encontró con sus amigos y me metieron a la fuerza en el coche y me acabaron violando. Me obligó a denunciarlo y me exigió que cuando me llamase que se lo pasara a él. De hecho, llegamos a cortar y a volver dos veces. Tuvimos dos semanas malísimas. Pero al final acabamos arreglándolo y seguimos juntos.

Desde entonces con el del cupé rojo no volví a quedar y tampoco con el hombre de 43, ni con los tíos del chat. Me sentí más culpable que nunca y no podía dejar de llorar. Sabía que no podía volver a traicionarle. Pero, a cambio, mi chico se volvió más fogoso, llegando a complacerme más. Y desde entonces me volqué por estar bien. Pero los problemas siguieron hasta acabar la relación en un final apoteósico.

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Comentarios (3)

Qué morbo este relato María, me ha encantado la experiencia, sobre todo la fantasía de meterse varias pollas en la boca… ummmmm estoy deseando de hacerlo yo también, tener cuatro para mí solita ¡qué rico!

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Acojonante lo tuyo es acojonante … Imposible no excitarse leyendote , me alegro que al final todo acabara bien … Pero desde luego cielo , menuda pasión le pones a esto del sexo ;() …

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me ha encantado ojalá todas fuesen como tu aunque mas de una le gustaria ser follada como tu lo que pasa es que el 99 por ciento de las veces se quede todo detrás de la puerta de un retrete o en la oscuridad de un tejano o falda

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