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Infidelidad en la boda de un amigo

Infidelidad en la boda de un amigo

Ella estuvo un tiempo sin salir de casa. Su hermano menor la invitó a la discoteca donde trabajábamos, para que saliera. Allí nos conocimos, charlamos un rato y al parecer, tanto para ella como para mí, fue un flechazo. El propio hermano me lo dijo al día siguiente y yo se lo confirmé. También le dije que me gustaría salir con ella en serio, sin malos rollos. Su hermano hizo de intermediario y volvió para decirme que ella había aceptado. Así hasta el día de hoy.

A principios de este año unos amigos de toda la vida, por parte de ella, nos invitaron a una boda. Fuimos a la iglesia y después al banquete. Era en las afueras de Sevilla, con una entrada ajardinada, una especie de carretera de acceso a la entrada principal que daba al salón y justo detrás de éste todos los aparcamientos. Entramos de los primeros de tal forma que nuestro coche estaba muy cerca del salón. Nos sentaron en una mesa redonda, como para unas 10 o 12 personas. Las cosas del destino quisieron que, después de años sin verlos (más de 15), Daniel, su ex pareja, estaba allí. Viajó sólo desde Málaga porque su mujer es médico en un hospital y no podía venir. La boda era de amigos comunes y además el novio era el primo de Daniel. Hasta ahí todo normal. Mi suegra y su madre eran amigas (aunque el noviazgo no cuajara). Ellas quisieron sentarse juntas para hablar de sus cosas, y Daniel quedó a mi lado y mi mujer era la siguiente. Lo supe por mi cuñado (ella no me dijo nada), que la persona que estaba a mi lado fue el novio de mi mujer. No le di importancia porque Carmen se mantenía distante. Al principio se saludaron cordialmente y le preguntó por su mujer y sus hijos y me lo presentó como un amigo de sus hermanos. Yo desde siempre he fantaseado con la idea de ver a mi mujer follando con otros, incluso se lo he propuesto un montón de veces, mientras follamos siempre se lo susurro al oído y ella se pone caliente muy caliente. Manteníamos conversaciones del estilo: Ella: “¿Te gustaría ver como otra polla entra y sale en mí?” Yo: “Sí, eso me gustaría y ver la cara que pones.” Ella: “¿y dos a la vez?” Yo: “Sí, y ver como se la chupas a uno mientras el otro desde atrás te folla muy fuerte.” Ella: “¿Conocidos?” Yo: sí, a quien prefieras tú.” Ella: “¿y si fuera un anterior novio?” Yo: “Mejor, mas morbo aun.” Ella: “Si alguna vez pasara sería con Daniel.” Yo : “Me es igual, con tal de verlo, ese mismo, ademas está casado y eso de mas morbo, no?” Ella: “Menos mal que lo dices por que es sólo una fantasía…” y así suele quedar ese tipo de charlas de cama. Después de eso ni oír hablar del tema. Deciros que cuando ella me dice esas cosas en la cama me corro como un caballo. Después es la mas «puritana» del planeta. Bueno volvamos a la boda…

Después de cenar, cortar la tarta…, empezó la barra libre. Tres o cuatro horas de música, baile y beber como cosacos. Yo no podía porque tenía que conducir, así que corté el grifo sobre las dos de la mañana. Hacía las tres mi suegra ya quería irse. Se lo dije a mi mujer y ella, que ya estaba bastante bebida me dijo que la llevara a casa y que luego volviera a por ella. Me dio un poco de pereza pero la entendí. Para un día que salimos y teniendo en cuenta que la celebración podía durar hasta por la mañana no iba a llevármela. Hacía tiempo que no veía a sus amigas y amigos de siempre, entre ellos Daniel, y la verdad todos estaban allí. Bailando riéndose, «bebiendo», por cierto, entre Daniel y ella ya no había ese distanciamiento de al principio, al contrario estaban hablando mucho entre ellos, riéndose mientras bailan (a mí no me gusta bailar). Incluso, le dice cosas al oído supongo que porque la música está alta y ella le sigue el rollo. Entonces pensé en que hoy podría ser el día de cumplir mi fantasía. Le pedí a mi suegra que esperara un rato mas, necesitaba ese tiempo para la locura que se me acababa de ocurrir… En un momento dado aproveché que mi mujer había ido al baño y me puse a hablar con Daniel, ya lo había hecho antes durante la cena y me pareció una buena persona, amable y por las cosas que me decía sobre otras mujeres, un follador de mucho cuidado. Aproveché ese momento en que el estaba en la barra pidiendo una copa y le dije si quería un cigarro, él me dijo que sí y así tomaba un poco el aire. Encendimos el cigarro y sin darle apenas tiempo de nada mas le dije: “Sé que mi mujer y tú fuisteis novios.” Él se quedó un poco parado y acto seguido le dije y sé también que te la quisiste follar y ella no te dejó, si antes puso una cara rara ahora se la podéis imaginar. Me dijo: “Tío no quiero problemas, le corté enseguida: “Tranquilo no pasa nada, al contrario, quiero que te la folles.” Tiró el cigarro, hizo ademán de irse pero le tranquilicé: “Daniel, tranquilo, tranquilo, no pasa nada, es verdad lo que te digo, siempre he querido ver a Carmen follada por otro y siempre que se lo digo me dice que solo lo haría contigo.” Ya se le cambió la cara. “De verdad me lo dices o es que estás borracho.” Ahora yo: “No hombre, te lo digo de verdad.” Y él preguntó: “¿Y ella que dice?” Yo: “Ella no sabe nada.” Él: “¿Entonces?” Yo: “¿La has visto? Está bebida.” Él: “Pero aun así si no es contigo no lo haría con nadie, además… ¿si ella no sabe nada como lo haremos?” y le expliqué mi idea. Yo entraré ahora, la invitaré a una copa y la sacaré a bailar, (estaban poniendo canciones lentas) en ese momento llegas tú y me preguntas si puedes bailar con ella, yo te diré que sí y aprovecharé ese momento para llevar mi suegra, tú la invitarás a otra copa que esté cargada y con la cosa de tomar el fresco, la sacas pero a la parte de los aparcamientos justo al final del todo. Me dijo “yo tengo el coche justo allí.” y le dije “mejor aun”. Me llevó hasta su coche, me quedé con el sitio exacto donde estaba su coche y proseguí explicándole “y cuando lo hagas me das un toque al móvil para yo saberlo, en ese momento yo la llamaré a ella y le diré que tardaré unos 45 minutos mas o menos porque tengo que buscar una gasolinera para echar gasolina y así tendréis mas de una hora. Se lo pensó un momento y cambiamos los números y entramos. Saque a mi mujer a bailar y efectivamente, él se acercó , me pidió bailar con ella y por supuesto se lo concedi- Le dije a Carmen, mira cariño aprovecho para llevar a tu madre, “¿Que tardas?” me preguntó, “45 minutos mas o menos, ademas te dejo en buenas manos, hasta luego” y me fui. En el camino dije en voz alta para que mi suegra me oyera: “uffff esto esta en reserva, así que a la vuelta tendré que echar gasolina, «mentira» el depósito estaba lleno je je. Llamé a mi mujer delante de mi suegra y le dije “Cariño, tardare algo mas por que tengo que echar gasolina” a lo que respondió “Vale”, me dijo ella “¿Qué tardas?” Yo: “No veo ninguna gasolinera abierta, no te preocupes si tardo, colgué y ya había ganado al menos 30 minutos más. Dejé a mi suegra en su casa y a la vuelta puse el coche a casi lo que daba para llegar lo antes posible. El móvil sonó en ese momento, era él. Eso quería decir que ya la estaba sacando del salón, yo ya estaba casi llegando, pero tenía que tener cuidado para que no coincidiéramos en el aparcamiento. Decidí no meter el coche y dejarlo fuera. Entré caminando y me fui directo al salón por si algo había salido mal o se había echado atrás. Una vez dentro comprobé que ni él ni ella estaban. Todo parecía que iba por buen camino.

Me lo tomé con calma. Pedí una copa y salí hacia los aparcamientos y con mucho cuidado, entre los coches a agachado como un vulgar ladrón llegué hasta donde estaba el coche de Daniel, como a unos 20 metros antes de llegar escuché unas risas. No había duda: era la risa de carmen, la una risa típica de mujer bebida. En ese momento pensé que quizás le habíamos dado demasiado alcohol. Vi a Daniel apoyado en la parte trasera de su coche, un todoterreno, y Carmen estaba cerca de él dándome la espalda. Pensé “¿Y cómo le hago saber sólo a él que ya estoy aquí? Abrí la tapa del móvil y me vio en la oscuridad. Hizo una especie de señal sin que ella se diera cuenta. Todo el plan estaba saliendo a la perfección. Sólo faltaba que ella no me «fallara», en un momento dado el la cogió de las manos y le dijo algo al oído. Ella reccionó apartándose un poco, aunque no mucho. Él la volvió a coger de las manos y acercó su boca a la de Carmen… que volvió la cara un poco el instinto y esta vez ella le correspondió. En ese momento me empalme como nunca, fue rapidísimo. Yo allí viendo a mi mujer morrearse con otro tío. Se besaron largo tiempo, Daniel entonces ni se lo pensó, le metió una mano en el escote y con la otra le levantó la falda por la parte trasera y le cogió el culo pero bien prieto. Se podía ver el culo de mi mujer, redondo y los ligueros de las medias. Sacó la mano del escote y la puso también en el culo. La apretó contra él y le empezó a rozar su polla contra su coño. Ella también se movía y a la vez le mordía los labios. Estaba caliente como una adolescente… en ese momento ella ya estaba desbocada. Se subió ella misma la falda hasta la cintura. Yo pensé que en ese momento se la sacaría a él del pantalón y se la metería directamente, pero no fue eso lo que paso. Carmen se había subido la falda para poder agacharse, se agacho y se la metió en la boca de una vez. Yo la veía de espaldas por lo que gran parte de los detalles me los estaba perdiendo. Sin hacer ruido cambié de lugar para ver la escena de perfil y fue entonces cuando de verdad vi a mi mujer con otra polla en la boca. La verdad que al trasluz, al tío se le veía una herramienta muy grande, imagino que sobre los 20 -22 centímetros. Apenas se podía meter poco mas de la mitad, pero con la lengua la recorría desde los huevos a la punta. Se paraba en ella y chupaba dulcemente con los labios. Se metía el glande nada mas de un sopetón y la gozaba. Me corrí sin tocarme, apenas me dio tiempo de sacármela. Entonces él la apartó y se separó de ella. Carmen, extrañada, le pregunto: “¿Pasa algo? ¿No te gusta?” y él le dijo espera un segundo. Sacó las llaves del todoterreno, abrió la puerta trasera e hizo sentar a mi mujer. Levantó sus dos piernas y empezó a comerle el coño, era genial, pero de nuevo tuve que cambiar de sitio para no perderme detalle de la comida de coño. Ella se retorcía como una serpiente y con las dos manos apretaba la cabeza de él sobre su entrepierna. Daniel sacó la cabeza y sin soltarle las piernas apuntó su polla dura y grande hacia el conejito de mi mujer y por fin terminó lo que había empezado muchos años antes. Mi mujer soltó un UHMM MM MM MM, que jamás le había escuchado. Conmigo gime pero nunca así. Estuvo follándosela un buen rato y cuando mejor estaba ella se la sacó de pronto. Carmen protestó con un sonoro “noooo”, pero Daniel no le hizo ni caso. Sin decirle nada la hizo girarse para ponerla a cuatro patas, con el culo casi fuera del coche, ella lo comprendió enseguida. De nuevo se la metió y empezó a bombear cada vez mas fuerte. no tardo mucho parar en seco, esta vez ella no dijo nada porque sabía que algo iba a ocurrir.

Antes de seguir querría contaros algo. A base de intentarlo sin éxito muchas veces por fin conseguí metérsela en el culo. Al principio le dolía pero una vez que se la pude meter ya no ha parado de pedírmelo cada vez que follábamos así que su culo ya estaba preparado de antemano. Bueno, sigamos. Él hizo lo que no me hubiera imaginado, se la sacó de su coño, metió su cabeza en el culo y empezó a lamerlo. Estuvo poco tiempo, un par de minutos quizás, eso a ella le pareció mucho por que en un momento dado le dijo “Métela de una vez, a que esperas.” Él se giró y por señas me indicó que me acercara justo al lado del coche, a solo un metro de ella, pero no podría verme porque el lateral del coche y la postura le tapaban la visión. Él me miro cuando ya estaba justo al lado y le dije con la cabeza que sí. Él lo entendió enseguida, cogió su polla por la base y primero se la rozó por el coño. Carmen echó los dos brazos hacia atrás, abrió sus propias nalgas y entendió lo que quería decirle. Daniel empujó su polla hacia el agujero trasero de mi mujer y lentamente se la metió. Primero la cabeza (de cerca era aun mas grande), después unos cinco centímetros más y así hasta el fondo. Empezó a meterla y sacarla lentamente, después lo hizo mas rápido. Sus huevos daban sobre el coño de mi mujer. Ella soltó un par de gritos de dolor pero no quería que parara. Él me hizo señales para que me volviera a alejar. Así lo hice, no quería que me descubriera. Entonces se la sacó del culo, la sentó de nuevo en borde del coche y se la metió en la boca. Ella se la chupó sólo unos segundos, si acaso un minuto. Entonces él quiso retirarse para no correrse en la boca de ella (eso le trearía recuerdos je je) pero en esta ocasión fue ella quien le pidió que se corriera allí. Ni se lo pensó. Acto seguido, él gimió, señal de que se estaba corriendo, y ella se lo estaba tragando todo, no dejó ni una gota (¿Sería para no mancharse la ropa? No creo).

Pararon dos o tres minutos. Carmen no paraba de acariciarle la polla hasta que se le puso dura otra vez. Esta vez ella se puso arriba y él se colocó sobre ella. Al poco tiempo ella también se corrió, y se besaron largamente. Yo ya sabía que todo había acabado. Según lo cuento parece eterno pero apenas estuvieron 20 o 25 minutos. Mientras mi mujer se ponía bien la blusa, Daniel de nuevo me hizo unas señas que yo entendí perfectamente. Me tenía que marchar. De nuevo agazapado me alejé, esta vez no al salón, sino a la calle a por el coche, me monté en él y entré como si acabara de llegar. Todo coincidía, tiempos aproximados, el depósito lleno, todo. Miré dentro del salón y ella estaba con sus amigas como si nada «explicándoles» que se había sentido mal y había salido a tomar el aire. Madie lo puso en duda, estaba bebida, incluso cuando yo llegaba a la reunión y le pregunté si pasaba algo y ella me dijo lo mismo. “Claro bebes más de la cuenta y descontrolas” le dije con algo de sorna. “No hombre, si yo estoy perfectamente” me dijo. Eso sí, para no dar lugar a sospechas y aun sabiendo que no le había dado tiempo ni de entrar al baño, le dije «anda dame un beso», la muy puta no me lo dio en la cara ni le dio ningún sorbo a alguna bebida, directamente me comió la boca. No sé a que sabe el semen pero su boca tenía un sabor extraño. Caí en ese detalle justo cuando me estaba besando. En mal momento le pedí el beso pensé, pero por otro pensé también, como buen cornudo es como si le hubiera comido la polla a mi corneador… Pero no creáis que la única experiencia que tuvimos.

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