Saltar al contenido
Login | Registro | Ayuda |

Un sábado de fiesta

Un sábado de fiesta

En esa época salía con las amigas los sábados a un pub de la ciudad que siempre estaba bastante lleno. Allí bailábamos, tomábamos un par de copas y nos reíamos.

El mejor porno online

Algunas veces me subía con la amiga que se hizo pasar por mi novia en Móstoles, en una especie de tarima. No era tal, más bien un escalón para sentarse, que la gente utilizaba para bailar en alto. Yo me subía con esta amiga y bailábamos sensualmente. Metía mi pierna entre sus piernas y nos rozábamos abriendo la boca, como de placer, mientras mirábamos a los tíos que nos ponían cachondas. No éramos lesbianas, al menos yo, y mi amiga no creo; lo hacíamos por llamar la atención de los tíos. Además vestíamos sexi para ello. Me solía poner mini falda, aunque siempre con medias enteras, ya que tengo las piernas juntas y el roce de los muslos al andar me irrita las piernas. Eso y una blusa con el escote provocativo de un sujetador de relleno. Mi amiga se solía poner un vestido de seda, de esos que marcan los pezones. Llamábamos la atención de muchas miradas. Estuvimos así tiempo. Nos lo pasábamos realmente bien. Se nos acercaron varios chicos que espantamos como moscas cojoneras. No soy exigente, pero tengo que reconocer que delante de mis amigas, sí solía poner un listón alto. No estoy lo que se dice bien buena, por eso no exijo que el chico esté bueno, pero claro, no quiero que luego vayan contando que me lío con cualquiera. Y más estando serena, ya que nos tomábamos como mucho un par de copas.

Un sábado de fiesta

Una noche que estábamos bailando, se nos acercó un chico. Éste no superaba el listón que había marcado, pero nos dijo que yo le había gustado a su amigo. Su amigo era un chico joven, de unos 19 años, delgado, pelo corto, bastante guapo. A simple vista parecía cortico, pero pensé que éste podría valer. Así que me lancé. Cuando vi que se quedó un momento a solas, con la excusa de ir a la barra a por una copa, pasé por al lado suyo, le planté un beso en los labios disimuladamente y me largué, tonteando. Cuando volví con mi amiga, volvió el otro chico, preguntándome si lo había besado, porque su amigo no lo sabía. Le dije que sí y me insistió en que fuera a liarme con él. Así lo hice. Nos estuvimos enrollándonos un buen rato. Pero lo curioso de aquella escena era que él que me había insistido, nos abrazaba a ambos intentando que nos metiéramos mano, con la clara intención de tocarme él a mí también. Con la tontería de que estaba con su amigo, me deje llevar y me metió mano hasta el fondo. En un momento dado me vi bailando con los dos, rozando una mano en cada paquete. Me sentí cachondísima pero tenía que guardar las formas, ya que mis amigas estaban en el pub.

Un sábado de fiestaSalimos a la calle, para hablar un rato, ya que con la música era imposible. Entendí que su amigo era muy tímido y bastante corto en verdad, y claro, se entiende que le estaba ayudando a ligar. Posiblemente, a pesar de ser guapo, no hubiera ligado en su vida. En cambio el otro, sin estar tan bueno, era mucho más lanzado y posiblemente tuviera más experiencia con las chicas. Me dijo al oído que me lo montase con su amigo. Yo le dije que era una chica que me dejaba llevar y que tenía que ser él, el que diera el paso. Entonces cogió la mano de su amigo y me la puso en un pecho. Me sorprendí mogollón. «¿Qué haces?» le pregunté. A lo que me dijo que darle un empujón a su amigo. Éste se reía y se dejaba llevar. Entonces le dije que ahí no, porque podría salir una amiga y verme. Que mejor nos pasásemos los móviles y cuando nos retiremos, cuando dijera de irme a mi casa, los llamo y me junto con ellos. Y así lo hicimos. Entramos en el pub y volvimos a bailar, y tontear. Hasta que mis amigas dijeron de retirarse.

Como habíamos acordado, cuando me despedí de mis amigas, les llamé. Quedamos en un punto y dimos un paseo, hablando. Desde luego, el amigo guapo cada vez me parecía mas tonto, porque se asustaba cuando me acercaba a él. En cambio el feo, lo tenía encima como si fuera un pulpo y animaba, sin éxito, a que hiciera lo mismo el otro. Yo estaba bastante cortada, porque el que tenía encima era el que se suponía que sólo iba a estar para dar un empujón a su amigo. Aunque en el fondo no me importaba, porque era del tipo de chicos que me solía ligar. Sin embargo, liarme con el otro me encantó y me moría de ganas de volver a hacerlo. Hablando, hablando, surgió, y volvimos a enrollarnos. Pero estaba claro que con quién me lo montaría fácil sería con el otro, que no se despegaba de mí. Como no traté de quitármelo, entendió que me parecía bien y sus manos rozaban mi pecho disimuladamente, mientras me abrazaba la cintura.

Un sábado de fiestaFuimos al edificio donde vivía su amigo y nos sentamos en las escaleras. Eran las cinco de la mañana, por lo que teníamos privacidad absoluta. Dejamos que la luz se apagara y empecé a liarme con el feo, mientras cogía la mano del guapo y le hacía sobarme. Me puse como una moto y fui yo la que me lancé entonces, metiendo mano a los dos. Pero claro, el guapo se retiraba para atrás, cortado, y sólo podía disfrutar bien del mas feo. Después de liarnos y meternos mano de lo lindo, se la sacó y empecé a pajearle. Convencimos a su amigo para que se acercase y al final me fui liando con los dos y conseguí sacársela al guapo. Me puse a pajear a los dos al mismo tiempo, con las tetas fuera. No me atreví a hacer más por si los volvía a ver con mis amigas y les diera por contar algo de lo ocurrido. Aun así me lo pasé genial. Hice que se corrieran en la escalera y los dejé a los dos contentísimos.

Al terminar, hablamos durante largo rato, contando qué solíamos hacer los fines y nos retiramos. El chico cortito que vivía allí, se subió a casa y el otro se ofreció a acompañarme a la mía. Llegando a mi barrio nos despedimos con un morreo de unos diez minutos y su mano pasando como un poseso de mis tetas a mi ingle.

Alguna vez nos volvimos a ver, pero nos cortamos y simplemente nos saludamos. Mis amigas contaron que me había ligado al guapo, jeje, y que fue su amigo quien me lo dijo. Así que no supieron nada que me pudiera avergonzar y encima me lo pasé como en mis mejores noches locas. En fin de año con borrachera y ligue, sí tuve una de mis noches locas, memorables.

Anterior | Secretos íntimos | Siguiente

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *